Fuiste infiel y te agarraron, ahora vas a cagar fuego
Fecha: 20/04/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... la mujer hasta que ella se levantó dirigiéndose al sector de baños. El perseguidor hizo lo mismo para encontrarla en el pasillo.
- “Me estás siguiendo?”
- “Eso desearía pero no sé dónde vivís ni donde trabajás, así que debo rogar que la suerte nos reúna como ahora. En este papelito está mi teléfono, por favor, de vez en cuando un saludo”.
- “El que está conmigo es mi esposo, ni se te ocurra acercarte”.
- “No veo por qué, soy incapaz de hacer algo que te perjudique”.
- “De acuerdo con tus intenciones, pero vos no me mirás, sino que me comés con los ojos, y eso se nota”.
- “Perdón, pero no lo puedo evitar, me tenés trastornado, he perdido los papeles con vos. Un pedido especial y casi inocente; ese vestido te cubre demasiado arriba y abajo, cuando vuelvas a sentarte, me darías el gusto inmenso de subirlo apenas arriba de las rodillas?”
- “Estás loco”.
- “Sí, loco por vos”.
- “Me voy, no puedo demorarme más”.
- “Te ruego, no olvides mi pedido”.
Lo habitual en la señora de Leopoldo es usar vestidos sueltos, con reducido escote y bajando un palmo de las rodillas. No necesita exhibir su cuerpo para cautivar, esa tarea está a cargo de sus bellas facciones y el contraste entre la delgadez del físico, sus pechos medianos y las firmes nalgas que, insinuándose bajo la tela, hacen volver las miradas sobre su femenino y elegante andar.
Vueltos cada uno a su mesa el macho siguió con la vista clavada en el objeto de sus deseos, mientras la hembra ...
... deseada trataba de seguir la charla del marido sin poder sustraerse al placer de saberse observada y así, cada vez que cruzaban las miradas recibía gestos rogando que elevara el ruedo.
Y tanto va el cántaro a la fuente… que bajó la mano y lentamente corrió la prenda hasta más arriba de las rodillas, todo sin dejar de prestar atención al acompañante. Permaneció así unos instantes y miró al destinatario de la muestra, para encontrar su cara sonriente mordiéndose los labios y pidiendo abrir los muslos que se mostraban firmemente apretados.
Entre avergonzada y arrepentida con rápido movimiento volvió la tela a su lugar mostrando cara de contrariedad. Cuando nuevamente miró al mirón percibió el gesto lastimero reiterando su deseo. Solicitud, y negación con la cabeza, ocuparon algunos minutos hasta que la perseverante insistencia tuvo su premio, y el Lobo se comió a Caperucita porque ella quería ser comida, de manera que moviéndose en la silla se ubicó bien de frente bajando la mano mientras hablaba con su compañero. Esa fue la señal para que Rómulo alistara la cámara del celular y enfocara con el zoom.
Como si fuera algo ensayado el registro de imágenes comenzó al aparecer las rodillas y siguió hasta que los muslos, después de mostrar en su nacimiento la transparencia de la bombacha durante un ratito, se cerraron lentamente para volver a ocultarse bajo el vestido. El último gesto visto por ella fue leerle los labios diciendo «Precioso, gracias».
Esa tarde Laura no pudo ...