1. Su profesor particular (capítulo VII): Por fin solos


    Fecha: 27/04/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Edstaston, Fuente: CuentoRelatos

    ... cansada y pensó que realmente, no le vendría mal un buen masaje de pies antes de ponerse a colocar sus cosas. Además, tenía que darle algo a Tomás. Ya lo había hecho esperar bastante y tenía que saber combinar los castigos con los estímulos. Tomás estaba de lo más sumiso, entregado y cumpliendo perfectamente su parte del trato.
    
    Decidió acceder a que Tomás disfrutara ya de sus pies, aunque antes lo dejó que le rogara un poco más.
    
    - “¿Tantas ganas tienes de disfrutar de mis pies, profesor? ¿No puedes esperar a después de la cena?”
    
    - Mientras seguía besando los zapatos de Elena, Tomás siguió rogando: “Señora. Es usted una aunténtica diosa. El honor que me ha concedido viniendo a vivir conmigo es lo mejor que me ha pasado. Necesito sus pies. No puedo resistir más tenerlos tan cerca sin poder adorarlos como usted se merece. ¡Déjeme que me encargue de relajárselos ahora! Se lo ruego, Señora”.
    
    - “Está bien, profesor. Te dejaré adorar mis pies ahora. Soy estricta, pero justa y creo que te lo has ganado. Eso sí, ¡esfuérzate por relajármelos bien!”.
    
    Tras decir esto, Elena se tumbó en el sofá, dejando sus pies colgando por uno de los extremos.
    
    “Vamos, profesor. Demuéstrame lo que puedes hacer. A ver si consigues que cada vez que llegue a casa esté deseando que te pongas a adorar mis pies para relajarme. Pero tráeme mi teléfono móvil antes. Voy a aprovechar este rato de relax para contestar mis mensajes”.
    
    “Con su permiso señora”. Tomás se levantó y fue corriendo a ...
    ... la habitación de Elena a por su teléfono. Cuando volvió al salón, se arrodilló junto a ella y le dio su teléfono.
    
    “Puedes empezar”, dijo Elena.
    
    Aquellas palabras sonaron como música celestial en los oídos de Tomás. Lleno de deseo y emoción, fue de rodillas hasta el extremo del sofá por el que colgaban los pies de Elena. Le parecía mentira que, después de tanta espera y tanta excitación frustrada, por fin iba a poder disfrutar de esos deseados pies.
    
    Tomás se situó de rodilla frente a los pies de Elena. Cogió su pie derecho con la delicadeza del que está manejando una delicada obra de arte. Lo admiró contemplando su forma y la perfección de su tobillo. Siempre le había excitado muchísimo ver a mujeres bonitas con zapatillas deportivas y esoss calcetines cortos que apenas asomaban por el borde del zapato y dejaban ver sus preciosos tobillos: justo lo que llevaba puesto Elena. El tobillo de Elena era precioso, fino y perfectamente dibujado, anticipando la subida a sus fabulosas piernas. Tomás no pudo evitar besar, casi de forma inconsciente ese precioso tobillo.
    
    Luego empezó a desatar los cordones con delicadeza y, una vez que lo hubo hecho, descalzó muy despacio el pie de Elena. El olor que le llegó era muy fuerte. Como le había dicho Elena, había estado llevando varios días los mismos calcetines para que Tomás pudiera disfrutar plenamente de su aroma. Tomás se llevó el zapato a su nariz y aspiró con fuerza. Todo aquel aroma pareció concentrarse en su polla, que se ...
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