Una fuente incomparable de fruición
Fecha: 29/04/2025,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos
... pegada a la parte baja de la pared, una ventana que daba hacia la parte externa y varios llamadores de ángeles que colgaban del techo.
A la derecha, estaban la cocina y el comedor; a la izquierda, estaba el baño y el cuarto de lavado; en la parte del fondo, había una habitación donde dormía la dueña de la casa y otra que estaba reservada para los visitantes que necesitaban hospedarse temporalmente. La parte de atrás tenía un galpón donde se guardaban las herramientas y las cosas que no se usaban con frecuencia.
Ernesto se sentía como si estuviera en un palacio. Javier no estaba sorprendido de nada, ya había estado ahí en reiteradas ocasiones, hasta se encargó de barnizar uno de los muebles de la sala. Estela se sentía cómoda en esa casa, por más que todavía no había terminado de pagar la hipoteca. De no ser por la ayuda que le había brindado Javier, no habría podido seguir viviendo ahí. Él le pagaba muy bien por cada sesión de amor que le ofrecía.
Ernesto y Javier se sentaron en el sofá, aflojaron los cinturones, se quitaron los zapatos y estiraron las piernas. Estela les ofreció un poco de jugo de piña y les dijo que pronto estaría lista la cena. Ella no acostumbraba ofrecer bebidas alcohólicas ni comidas extravagantes, le gustaba lo sencillo. Tampoco tenía dinero para despilfarrar como su novio que ganaba fortunas vendiendo esculturas y estatuillas. Él era un excelente escultor y un gran amante del arte hiperrealista, por eso su relación con Estela no duró ...
... mucho.
Mientras esperaban a que estuviera lista la comida, los hombres intercambiaron miradas, inquietudes, palabras y sugerencias. Querían que todo pareciese normal hasta que llegase el momento indicado para entrar en acción. Para no excitarse con demasiada antelación, tenían que fingir que no sabían lo que iba a pasar a medianoche. De esa manera, no se distraerían pensando en sexo ni en cochinadas.
Cuando la cena por fin estuvo lista, Estela los invitó a que se acomodaran en el lujoso comedor y que tomaran una silla para sentarse. La mesa era redonda y estaba emperejilada con un mantel púrpura de mediana calidad. Las sillas eran macizas y pesaba una tonelada cada una. Ella les sirvió un sabroso menú de espagueti con salsa blanca y una exquisita lasaña. Demás está decir que su especialidad era la comida italiana.
Disfrutaron la cena en silencio, comieron despacio y bebieron jugo de fruta. Comían como si fuese una reunión familiar, sin pleitos ni discusiones. La paz y la tranquilidad se habían apoderado del comedor y los visitantes no hicieron más que degustar la sabrosa comida que la anfitriona había preparado especialmente para ellos. Los platillos eran un manjar, uno de los mejores que habían tenido el gusto de probar.
En la sobremesa, luego de que todos terminaran de comer, se pusieron a hablar sobre cuestiones personales. Javier mencionó que tenía ganas de mudarse a otra parte porque no aguantaba a sus molestosos vecinos que ponían música a todo volumen los fines de ...