1. Una fuente incomparable de fruición


    Fecha: 29/04/2025, Categorías: Bisexuales Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos

    ... semana. Estela les contó que necesitaba dinero para comprarse un nuevo lavarropas porque el que tenía estaba deteriorado. Ernesto sólo se limitó a hablar de su trabajo y lo dificultosa que era la economía de un obrero con un salario regular.
    
    Cuando Estela le preguntó a Ernesto sobre su vida sexual, se le hizo un nudo en la garganta y quedó callado por un momento. Le daba vergüenza contarle las cosas que había hecho de joven, lo malo que era como seductor y la poca experiencia que tenía en el sexo. Javier, en cambio, era un genuino rompecorazones. No sólo era un profesional que ganaba muy bien, también era un experto para ganarse el cariño de las damas.
    
    Contrario a la creencia popular, Javier no conquistaba mujeres por el tamaño de su tranca o por el cuerpo nervudo que tenía, sabía cómo tratar a las mujeres y cómo hacer para que se sintieran a gusto con él. El sexo lo dejaba para última instancia, una vez pasada la etapa de enamoramiento. Lo primero que hacía era coquetear con palabras y luego recurría a los halagos. Demostraba que le importaba los sentimientos de sus compañeras, y eso lo convertía en un hombre querible (según las opiniones de las mujeres que habían estado con él).
    
    Para que la incomodidad no persistiese, Estela se puso a hablar de las cosas que hacía en su tiempo libre, lo mucho que disfrutaba la compañía de sus mascotas y lo bien que dormía sabiendo que soñaría con alguno de sus galanes. Frecuentaba el mundo de las fantasías sexuales con los hombres ...
    ... más gallardos. Le fascinaba soñar con ellos e imaginarse las escenas de sexo con plenitud de detalles.
    
    Sin embargo, había algo más que ella siempre había querido ver en persona y era, precisamente, una escena pasional entre hombres. Anhelaba ver a dos hombres tocarse frente a ella y darse cariño como una pareja de gays. Se le humedecía la concha con tan sólo imaginárselo. Después de haber tenido esporádicas experiencias con otras mujeres de su edad, descubrió que el placer no discriminaba sexos ni orientación sexual. Suponía que, si dos mujeres podían excitarse tocándose, también podían hacerlo dos hombres.
    
    Ernesto no era homofóbico y tampoco tenía vértigo en la cola, por lo que aquellas experiencias deseadas poco le preocupaban. Lo que todavía no sabía era que el ingeniero que había trabajado tanto tiempo con él, tenía unas ganas terribles de cogérselo. A Javier le gustaban los hombres jóvenes, de rasgos masculinos y culos sin estrenar. Debido al tamaño elefantiásico de su miembro, tenía que ser gentil con sus parejas de juego. Era considerado descortés sodomizar salvajemente a alguien que desconocía la estimulación anal.
    
    Para ir calentando motores, Javier hizo comentarios irónicos en los que mencionó agujeros apretados y objetos grandes, refiriéndose a su aparato reproductor y al ano del acompañante de la cena. Ernesto, sin captar el significado de aquellos comentarios con mensajes subliminales, se sentía como el perico de los palotes. No sabía qué palabras escupir ...
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