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Una fuente incomparable de fruición
Fecha: 29/04/2025, Categorías: Bisexuales Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos
... ni qué sugerencias hacer. Se mantenía con la boca sellada, tal y como acostumbraba hacer cuando no se le venía nada a la mente. Estela sabía que sería difícil para Ernesto aceptar ser sodomizado por un compañero de trabajo al que le tenía mucho respeto, pero no lo consideraba una imposibilidad. Para que el joven aceptase el reto, tenía que buscar la forma de persuadirlo (extorsionarlo) con el fin de que diera su consentimiento. Decir que no sería inadecuado después del favor que le había hecho Javier al llevarlo en su auto y al invitarlo a cenar en la morada de la mujer. —¿Alguno de ustedes desea hacer uso del baño? —les preguntó Estela y los miró a los ojos antes de levantarse de la mesa—. Yo necesito vaciar la vejiga. —Es mejor que lo hagas después de acabar —le respondió Javier con una mirada picarona. —No puedo esperar tanto. Yo no puedo retener la orina como ustedes —le dijo y se rio. —Ve al baño. Nosotros te esperaremos en el cuarto. —No se les ocurra fugarse, eh —les advirtió y se fue al baño. Javier movió la silla de lugar, se puso de pie y le hizo un ademán a Ernesto para que lo siguiera por detrás. El joven caminó en pos del ingeniero, no tuvo que esforzarse mucho para adivinar lo que vendría a continuación. Al ingresar a la cómoda habitación con una amplia cama matrimonial y muebles limpios, se pararon frente a la puerta y la recostaron un poco. Fue en ese momento desconcertante que el diabólico plan de Javier salió a la luz. —Antes que ...
... nada, me disculpo por no habértelo dicho antes —le dijo Javier y le puso las manos en los hombros—. No quería hacerlo de esta manera. Estela fue la que me pidió que guardara silencio. Si fuera por mí, te lo habría dicho desde el principio. —¿De qué estás hablando? No comprendo. —Me gustan los hombres y las mujeres —le confesó de corazón—. Como Estela insiste en presenciar una escena de sexo entre hombres, me ofrecí para traerle un espécimen masculino. Por eso te traje a ti. Esta noche la planificamos para darte una sorpresa —le explicó en qué consistía el plan y le quitó las manos de encima—. Pero no desesperes. No te obligaré a hacer algo que no quieras. —¿Acaso pretendes cogerme para que ella vea? Esa no era la idea. —Sólo será una escena de calentamiento. Te aseguro que ella no dejará que la penetres si no dejas que yo te penetre primero. Ernesto se tomó todo el tiempo del mundo para pensarlo con detenimiento. Lo que él quería era cogerse a esa hermosa pelirroja, no que otro hombre le diera por atrás. Pero si la única forma de acceder a ella era dejándose penetrar por otro hombre, no le quedaba otra alternativa. Tenía que dejar de lado el temor y sacrificar el orgullo masculino. No podía decir que no ni tampoco irse como si nada. No quería parecer un maleducado ni un ingrato. —¿Duele mucho? —arrojó la pregunta a bocajarro. —Usando el lubricante apropiado, no sentirás dolor. O en caso de sentirlo, será apenas notable. —¿Tú ya probaste? —Obvio que ...