1. Una fuente incomparable de fruición


    Fecha: 29/04/2025, Categorías: Bisexuales Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos

    ... probé. ¿Por qué otra razón crees que quiero metértela? Está claro que ya sé cómo se siente.
    
    —¿Quieres que sufra?
    
    —Quiero que goces como yo gocé. Eres un buen hombre y mereces sentir el máximo placer.
    
    —Vacié la tubería esta mañana —mencionó, haciendo referencia a sus intestinos—. ¿No hay problema con eso?
    
    —Mejor para mí. Tendré más espacio para explorar.
    
    —¿Piensas hacerme una colonoscopia o algo por estilo?
    
    —No llegaré tan adentro.
    
    Estela apareció en ropa interior, un sostén negro le tapaba los pechos y una tanga roja le cubría los genitales. Se había quitado los calcetines y se colocó un perfume que atraía a los hombres como el olor de una perra en celo a los canes. Estaba ansiosa por empezar, al igual que ellos lo estaban por verla en cueros. El cuerpo de esa sílfide era bellísimo desde donde sea que se mirara.
    
    —¿No piensan desvestirse? —les preguntó, con una mirada sicalíptica que denotaba lo que quería ver.
    
    —Será más divertido si nos das una mano —le sugirió Javier—. Echa un vistazo antes de comenzar.
    
    —Como gusten.
    
    La mujer se aproximó a ellos meneando la cadera como una bailarina nocturna, tocó con sus suaves manos los rostros de ambos, les acarició el cuello, palpó los canesúes de las camisas, exploró la parte alta del pecho, luego restregó el resto del tórax. Hurgó en los botones, en los laterales de las caderas y, desde luego, en las aproximaciones de los cinturones. Rozó las braguetas de los pantalones con las uñas, raspó la tela de ...
    ... los pantalones, fisgoneó en la parte central del pubis y cosquilleó los paquetes.
    
    Se acomodó entre los dos, se movió de un lado a otro, tanteó los músculos de la espalda, les tocó la nuca y luego se desplazó para que la acorralaran contra el borde de la cama. En la punta apoyó las posaderas, desde allí manipuló los cinturones y los desabrochó. Les bajó la bragueta y les pidió que se quedaran quietos mientras ella examinaba los bultos en el interior de los calzones.
    
    La mano izquierda palpó el paquete de Javier y la mano derecha palpó el paquete de Ernesto. Los dos se sentían ansiosos por iniciar la memorable escena de sexo, mas ella tenía ganas de disfrutar el cortejo con cuentagotas. Aquellas traviesas manos estudiaban la carne blanda que yacía oculta tras la tela de la ropa interior. Al manosearlos de esa manera, hizo que se excitaran. Las caricias que les daba los iban poniendo tensos a los dos, hasta llegar a un punto en el que ya no podían disimularlo.
    
    Los calzones de ambos tomaron forma de carpa, algo protuberante hacía que la tela se estirara. Ella sabía muy bien que estaba haciendo un buen trabajo de precalentamiento. Al verlos excitarse con tanta rapidez, suponía que sería pan comido lo que vendría luego. Javier y Ernesto intercambiaban miradas ligeras sin susurrar ni una sola palabra. La estaban pasando muy bien ahí.
    
    —El masaje erótico está bacano. Sirve para entrar en calor —musitó Javier y pispió el bulto de su compañero sin que él se diera cuenta.
    
    Los ...
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