1. Polvos demasiado caros


    Fecha: 02/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... mierda.
    
    Al día siguiente, con la excusa de abundante trabajo y luego un asado en casa de mi hermano, no regresé ni a dormir.
    
    Cuando pude pensar con claridad, y después de darle muchas vueltas al asunto, quedé persuadido de dos cosas. Ella había llegado a esta situación de manera intencional y eso lo demostraba evocando el primer beso como un hito trascendente en la relación. Por otro lado la expresión de ese recuerdo indicaba a las claras que esta nueva relación eclipsaba totalmente nuestro matrimonio.
    
    Es sabido que cualquier operación, para ser exitosa, requiere una preparación, y que el tiempo que ella demanda excede por mucho el lapso de ejecución. En este caso el esfuerzo mayor de la fase previa lo tuve que dedicar a controlar la impaciencia generada por el rencor.
    
    Decidí concluir nuestra unión previa venganza, y esa revancha debía provocar un progresivo desgaste de las defensas. Cuando fuera manifiesta su extrema debilidad sería el momento del corte definitivo. Desde luego que, de darse la oportunidad, le haría pagar caro al galán su insolente arrogancia.
    
    Confirmado que su jefe era el amante hable con el responsable del servicio de vigilancia de la empresa, a quien me une una buena amistad. Después de contarle mi triste situación le pedí dos cosas. Que instalara una cámara en el cubículo del engreído y que hiciera las conexiones para poder observar, desde mi portátil, tanto el sector general de los empleados cuanto el despacho de aquel que disfrutaba de ...
    ... mi esposa.
    
    Aunque representara remover dentro de la herida me esmeré en observar los encuentros, tratando de encontrar algunas rutinas que facilitaran mi accionar, y así elegí dos momentos para hostigarla e ir minando su ánimo. Por supuesto que eso no representaba impedimento para improvisar algo más según la situación.
    
    Para el primer episodio contraté dos sicarios, compré una maza de un kilo y un celular robado. El día elegido fue un miércoles cuando Sara me dijo que se había acumulado trabajo y que seguramente llegaría tarde, por lo cual no la esperara a cenar. Me aposté a la salida de su trabajo en el horario habitual y al rato salieron, conversando animadamente en dirección al auto de él. Como era invierno y anochece temprano no tuve dificultades para pasar inadvertido mientras los seguía y alertaba a los ayudantes ejecutores. Fotografié el vehículo entrando al hotel y esperé la llegada de los convocados. Luego de recordarles lo que debían hacer estacioné el auto, prestado por un amigo, al lado de la salida y le envié a mi señora, desde el teléfono desconocido para ella, la fotografía recién tomada con un mensaje:
    
    - “Tengan cuidado al salir, ese es un barrio peligroso”.
    
    Cuando vi las dos tildes celestes al lado del mensaje remitido nos aprestamos. No hubo que esperar mucho.
    
    De acuerdo con lo previsto, cuando las luces anunciaban la salida de un auto encendí el motor y, al comprobar la patente, me adelanté bloqueando la salida obligándolo a frenar. Ese era el ...
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