1. La ejecutiva y la meretriz


    Fecha: 03/05/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... hablamos.
    
    - ¿Has estado con más mujeres?
    
    - Si, me encanta tener clientas. La mujer es diferente al hombre al hacer el amor y cada una es algo nuevo.
    
    Me interese en si tenía mucha experiencia con chicas y con esa enigmática sonrisa suya de medio lado me contestó que alguna. Pero que eso no era importante, que cada nueva mujer es un nuevo descubrimiento.
    
    En toda la conversación no separaba sus manos de las mias que descansaban sobre mi muslo doblado sobre el cojín. Se estaba ganando mi confianza y yo tenía ganas de ver más de su cuerpo.
    
    Le pregunté si no tenía calor y le propuse que se pusiera más cómoda. Así conseguí que se sacara las botas, calcetines y los vaqueros. Esto último nos costó mas debido a lo pegados que los llevaba. En el proceso nos echamos unas risas.
    
    Su minúsculo tanga era apenas un rombo sobre su monte de venus sujeto con tres cordoncillos que se juntaban en un solo elástico un poco mas arriba y descubría su pubis casi al completo. Un monte de venus sin un solo pelo. Me dijo:
    
    - Me lo he rasurado todo en tu honor. Antes llevaba una tirilla por encima.
    
    Las largas y torneadas piernas tenían un tono algo mas claro que el mio y se rozaban con las mias sin que ninguna de las dos hiciera nada por evitarlo. No teníamos prisa, de vez en cuando le dábamos un sorbo a los refrescos que había preparado.
    
    Continuábamos con los besos que poco a poco se hacían mas apasionados. Su lengua comenzó a explorar mi boca y yo saboreaba su saliva echándome ...
    ... cada vez un poco más encima de ella.
    
    Mis manos se hicieron más atrevidas y comencé a acariciarla suavemente, la cara, los pómulos, luego las piernas desnudas. Solo leves roces con la yema de los de los dedos trazando arabescos en su piel.
    
    Sus manos tampoco permanecían quietas acariciando mi espalda, los muslos, y el culo que apretaba de forma firme con toda la mano. Solo separamos el beso para que ella pudiera sacarme el cacho de camiseta y dejar libres mis senos enormes sobre los que se lanzó de inmediato. Besando todo el volumen y jugando suave con los dientes, absorbiendo los pezones y lamiendo o chupando.
    
    Yo seguía encima de ella apoyada en mis brazos y poniendo al alcance goloso de su boca las partes que me apetecía fueran acariciadas. Volví a apoyarme en ella buscando sus labios con los míos y su lengua con la mía recorriendo toda su boca, dientes, paladar, lo mas profundo que alcanzaba.
    
    Buscaba su piel desnuda con la yema de los dedos y tuve que quitarle el jersey que todavía tenía para conseguir mas piel que acariciar.
    
    Sus pechos orgullosos no necesitaban ayuda para que los sostuvieran. Me mostraban sin complejos los pezones oscuros de pequeña areola que salian como los botones de una máquina de placer.
    
    Solo pude inclinarme sobre ellos para besarlos, usando suavemente los dientes. Los mordisqueaba y lamía su contorno bien definido, bajando hasta las costillas justo debajo, e incluso deslazándome a la axila perfectamente depilada.
    
    Asi las dos, solo ...