FOLLAMATRIX - Capítulo 4: Canción de hielo y carne.
Fecha: 04/05/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: , Fuente: RelatosEróticos
... excitación de anticipar el momento. Que ambos la sintamos. Y también quiero que cenemos antes, sin prisa. Con Follamatrix todo es inmediato… ni citas, ni cenas, ni nada antes de… follar. Por decirlo así. Porque eso no es follar… mañana conocerás la diferencia.
—¿Conoceré, dices? ¿Y qué hay de ti?
Rhena me miró en silencio, muy seria, y al cabo de unos interminables segundos me dijo:
—Pensaba decírtelo después de que nos hubiésemos acostado, pero lo haré ahora. Yo ya he follado fuera de Follamatrix… soy una rebelde, Nex. Si quieres denunciarme puedes hacerlo, pero entonces nunca sabrás a qué sabe mi coño.
Dicho esto se levantó y fue hasta la puerta, desde donde me miró una vez más. Yo estaba boquiabierto, incapaz de decir o hacer nada, así que ella añadió:
—Si quieres echar el polvo de tu vida, te esperaré mañana por la noche en el salón. A las diez. Y si quieres que te cuente todo lo que sé sobre Follamatrix y esos cerdos, y lo que nos hacen a todos nosotros, también lo haré. ¿Qué me dices?
Ella esperó, sin apartar los ojos de mí. Mi cabeza daba vueltas a mil por hora. Encubrir a un rebelde era un delito que se penaba con años de prisión. Al cabo de un rato le respondí.
—No me perdería ese polvo por nada del mundo —le dije, con una sonrisa nerviosa—. Allí estaré.
Ella me devolvió la sonrisa, y de repente solo pude pensar en lo guapa que era.
—Yo me encargaré de la cena —añadió—. Nada de máquinas, cocinaré con mis propias manos. Ponte elegante… ah, ...
... y una cosa más. Ni se te ocurra usar Follamatrix de aquí a mañana. Quiero que guardes tus energías, y sobre todo que pienses en mí y en lo que va a pasar. Voy a follarte como nunca te ha follado nadie… y no es una forma de hablar.
Sin darme oportunidad de decir nada más, se marchó. Escuché cómo cerraba la puerta de su habitación.
El resto del día fue muy extraño, por decirlo de una forma suave. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido, en lo que Rhena me había contado y, sobre todo, en lo que iba a pasar al día siguiente. Si me acostaba con Rhena yo también me convertiría en un rebelde, y eso eran palabras mayores… los rebeldes acababan con sus huesos en prisión de por vida; o eso se suponía, ya que muchos decían que los ejecutaban directamente. El caso es que nadie volvía a verlos jamás, eso era seguro. La situación me daba miedo, pero lo cierto es que lo que más sentía era deseo… un deseo y una anticipación como nunca había sentido, y que además se fue acrecentando según pasaban las horas. Ya bien entrada la noche me encontraba en la cama, completamente incapaz de dormir. Me imaginé follando con Rhena, de múltiples formas, y mi polla (así como el resto de mi cuerpo) se fue calentando hasta que la noté dura como un trozo de granito. En ese momento tuve el impulso de conectarme al sistema, pero pronto se me pasó. Y no porque Rhena me lo hubiese pedido… sino porque me gustaba cómo me sentía, y disfrutaba imaginando el polvo que me esperaba al día siguiente. Me ...