FOLLAMATRIX - Capítulo 4: Canción de hielo y carne.
Fecha: 04/05/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: , Fuente: RelatosEróticos
... toqué la polla muy despacio por encima de los calzoncillos, sobándomela sin prisa mientras me imaginaba el coño de Rhena abierto ante mis ojos…, entre otras muchas cosas. De aquella manera, toqueteándomela sin llegar siquiera a sacarla, me quedé dormido. Y, por supuesto, soñé con Rhena… y con su cuerpo desnudo encima del mío mientras me follaba. Cuando me corrí en el sueño, abrí los ojos y descubrí que lo había hecho también en el mundo real, en el interior de mis calzoncillos. Fue el primer sueño húmedo de mi vida.
Por la mañana descubrí que Rhena no estaba en su habitación, a pesar de ser sábado. Se había ido de la casa pronto, y noté cómo su ausencia aumentaba mi excitación y disparaba mi imaginación, algo que nunca me había sucedido con Follamatrix. Para relajarme un poco decidí salir y dar una vuelta, y comí en un autorestaurante del centro. Las comidas precocinadas y autocalentadas en el momento, al igual que en casa, me hicieron pensar en que esa noche iba a probar dos cosas que nunca había experimentado: el sexo real… y la comida recién cocinada.
No os contaré detalles de cómo transcurrió el resto del día, ni siquiera cómo Rhena cocinó los espectaculares platos de la cena (ni dónde consiguió los productos que necesitaba). Ella me dijo, a eso de las nueve, que me encerrase en mi habitación y no apareciese en el salón hasta las diez en punto. Y eso hice. Solo os diré que fue una de las horas más largas de mi vida… y que cuando abrí la puerta, a las diez menos un ...
... minuto, los nervios apenas me dejaban pensar con claridad. Al llegar al salón encontré la luz apagada, y la mesa preparada e iluminada con velas. Había varios platos tapados, una botella de vino abierta y otros recipientes que no supe identificar, además de una botella de champán en una cubitera. Rhena estaba de pie en mitad del salón, con un vestido de seda negra sencillamente espectacular: se ajustaba a su cuerpo como un guante, perfilando sus deliciosas curvas, y el amplio escote realzaba sus nada desdeñables pechos. Abierto por los lados desde la cintura para abajo, mostraba casi por completo sus bellas y esculturales piernas, rematadas en dos zapatos azules de tacón alto. Cuando Rhena se dio la vuelta para acercarse a la mesa vi que su espalda estaba casi por completo al descubierto, y que no llevaba sujetador. El movimiento de sus tetas bajo el vestido me lo confirmó. El hipnótico vaivén de su culo tampoco me pasó desapercibido, y noté cómo mi polla se removía dentro de los calzoncillos. Yo me había puesto unos pantalones de vestir y una camisa, que es lo más elegante que tenía en mi armario. Rhena, con una sonrisa, me miró sin disimulo el paquete.
—Veo que te alegras de verme —dijo—. Y también veo en tus ojos que estás deseando pasar a la acción… pero tendrás que calmarte. No pienso dejar que se desperdicie toda esta deliciosa comida recién hecha… ni el vino que he traído para acompañarla. Es una botella muy, pero que muy difícil de conseguir, y te aseguro que no has ...