Mi vecina famosa
Fecha: 05/05/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos
Este verano, luego de casi dos años de encierro por el maldito Covid decidí tomarme vacaciones en la costa de Argentina, cerca de Pinamar, en un barrio privado. Un amigo me había recomendado porque las casas se alquilaban baratas y daban frente al mar algunas. Fui un fin de semana y me gustó. Alquilé por dos semanas.
Llegó la fecha, y viajé esperando disfrutar la tranquilidad del lugar, sin boliches, sin ruidos. Acomodé mis cosas, y salí a caminar por la playa. Tengo treinta años y salía de un noviazgo toxico. Mido 1,70 m, con un físico normal, uno más del montón.
Cuando volví de caminar, ya al atardecer, vi que la casa de enfrente estaba una mujer bajando valijas. Como yo empezando las vacaciones.
Para no salir corriendo el día de la llegada, había traído fiambre para hacer sándwiches y unas latas de cerveza en una congeladora.
A la mañana siguiente salí a correr, me di una ducha, y en la camioneta fui a un supermercado. Estaba comprando cuando una mujer de unos 50 años me saludó cordialmente. Por supuesto que respondí de la misma forma, pero sorprendido.
—Soy tu vecina de enfrente, Karina.
—Un gusto, Germán. Disculpe si no la reconocí.
—No hay problema. Nos vemos.
Nos saludamos, terminé de comprar, cargué todo en mi camioneta y volví a la casa.
A la tarde fui a la playa, tomé sol, me metí al mar y cuando salí vi que la mujer venía desde su casa.
—Hola Germán, ¿Disfrutando el agua?
—Si, está muy linda hoy.
—Gracias, dijo con ...
... picardía.
—Me refería al agua, pero Ud. también está muy linda.
—Gracias ahora sí, pero por favor, no me trates de Ud. que me acuerdo perfecto mi edad.
—No, no quise ser grosero. Disculpa.
—No problem.
Dejó las cosas cerca de mí, se sacó el pareo y fue caminando al agua. Recién allí pude observarla bien. Era de mi altura, y un físico, impresionante para la edad y tenía puesta una malla enteriza que le marcaba perfectas las formas. Se notaban muchas hora de gimnasio. Estuvo un rato en el agua, y cuando venía recién ahí la reconocí. Era actriz, muy conocida menos para un tipo como yo que ve poca televisión.
—Germán, si yo estoy tan linda como el agua, como dijiste, estoy para el geriátrico: ESTA HELADA.
—Ups. Claro, a mí me gusta el agua fresca.
—Helada, eso es helada.
—Perdona si no te reconocí antes, pero no miro mucha televisión, recién cuando venías del agua te reconocí, no quise ser descortés.
—No hay problema. Mejor así. Por eso vine aquí a descansar, a veces es bueno ser una desconocida.
—Ese no es mi problema, no me conoce nadie. Jajaja.
—¿Viniste con tu familia?
—No tengo familia, por suerte salí de un noviazgo toxico, y vine a terminar de “limpiarme”. ¿Vos?
—Sola, quizás en unos días venga mi hija, está en Punta del Este. Es modelo y se fue con amigas.
—Cualquier cosa que te pase, o que necesites, avísame.
—Gracias, sos muy amable.
Un rato después volvimos cada uno a su casa. Yo había comprado medio pechito de cerdo para hacer a la ...