Algo anormalmente normal
Fecha: 06/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Fernan, Fuente: CuentoRelatos
... desde el cuello hasta su ombligo, deteniendome en sus ricos pezones, que hasta ese momento supe, era hipersensible en esa zona, con el primer lengüetazo se estremeció y soltó un ligero gemido, esa fue mi señal para darles mordiscos suaves y chuparlos cómo bebé.
Cuando llegue a su conchita la cuál tenía totalmente depilada y sumamente mojada, bese toda la zona alrededor provocandole más deseo, luego me acerque y con mis dedos abrí un poco sus labios y comencé a lamer como desesperado.
Ella no hacía más que gemir y sujetarse a las sábanas, se retorcía del placer y de vez en cuando apretaba mi cabeza hacia ella tomándome de los pelos.
—ay mi vida que ricooo!!— exclamaba mi madre—ahhhh n-n-no pares ahhhh si así bebé ahhhh dios que rico—
Sabía que ella está por terminar, así que metí un par de dedos en su humeda concha y junto con mi lengua la hice venir en cascadas, jamás había visto una corrida de ese tamaño, al menos no con mis otras relaciones.
Acto seguido, me acerque a ella y rozando mi glande con su concha, humecte muy bien la cabeza de mi verga y poco a poco se la fui metiendo
—ohhh si bebe que rica verga tienes—decia esto mientras sujetaba sus tetas y pellizcaba sus pezones— está ...
... mucho más grande que la de tu padre ohhh si así bebé síguete moviendo así ahhh si si
Comencé lento pero luego la exitacion me gano y aumente el ritmo, suerte que para afuera de casa no se oye nada, porque sus gemidos ya no eran bajos, sino gritos descomunales, no tardó mucho en volverse a correr, le di la vuelta y sin dejarla descansar puse una almohada bajo su cadera y la volví a coger así, me encantaba esa vista, su redondo culito, siento embestido por mi, me provocaba darle unas nalgadas y así lo hice, quedando rojo.
Mi madre perdida en el deseo ya no decía palabra alguna sonó gemía, en un momento crei que algo le pasaba porque dejo de gemir y se puso floja, ahí me di cuenta que se desmayo del placer.
Seguí cogiéndola y mordiendo su espalda hasta que reacciono y volvió a gemir, no se cuánto estaríamos así, pero se corrió al menos dos veces más y en cada una soltaba una cantidad de líquido que mojaba todo a su paso.
Una punzada me avisó que yo estaba por terminar igual y sin preguntar nada sujete fuerte sus caderas, la enterré a fondo y me vine dentro de ella, una vez más gimió fuerte y se desmayo.
Yo estaba bastante cansado y solo atiné a acostarme a su lado y me quedé profundamente dormido.