1. El bautizo de mi chiquitín


    Fecha: 07/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: soyAriel, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentirlo dentro, así que empiné más el culo, al hacerlo, el dedo se convirtió en dos, la sensación se hizo más intensa y casi me hizo ver las estrellas, mi culito se contraía involuntariamente apretando aquellos dedos mágicos hurgando mi interior, sacó sus dedos y sentí un vacío, iba a protestar, cuando volteo hacia atrás y veo que se está embadurnando su gruesa verga, que gruesa era, no pude evitar sentir temor, aunque también excitación, quería tenerla dentro, aun sabiendo que sería un doloroso placer.
    
    Arrimó su verga y la cabeza recorrió toda mi rajita, desde mi clítoris hasta mi espalda, una y otra vez, cada que pasaba por mi hoyito la apoyaba y empujaba ligeramente, causándome un estremecimiento y continuaba su camino, me estaba manejando magistralmente, sentía que cada vez mi hoyito se dilataba y contraía un poco más, hasta que en una de esas ya no continuó su camino y empezó a empujar con más fuerza, a pesar de que mi culito ya había sido usado muchas veces, era demasiado gruesa, y no entraba, tomó más vaselina, la untó en la cabeza de su verga y regresaron sus dedos para tratar de abrirme más la colita, intentó nuevamente y traté de relajarme lo más que podía, hasta que sentí que los pliegues de mi esfínter se estiraban hasta coincidir con el diámetro del grueso hongo, produciéndome el dolor más terrible que haya sentido jamás, fue como si me hubiera entrado un cuchillo al rojo vivo, indudablemente había desgarrado mis pliegues anales, intenté zafarme, pero sus ...
    ... manos me sujetaron con fuerza de la cintura, mordí mis labios para no gritar, lágrimas escurrieron por mis mejillas.
    
    - Shhh, Tranquila nena, tranquila, ya entró la cabeza.
    
    - Sácala, sácala por favor, siento que me partes en dos, aghhh.- le imploré
    
    - Aguanta, aguanta un poquito, pronto pasará el dolor y disfrutarás como loca.
    
    Así lo hice, cerré los ojos e intenté relajarme y olvidarme del dolor, pensando en el placer que sentiría después, cuando esa inmensa barra de carne me estuviera recorriendo una y otra vez por dentro, mientras tanto Hugo acariciaba mis pechos y mi espalda, así como mis nalgas, poco a poco el dolor fue cediendo y mis súplicas de sácala, sácala por favor se hicieron más distantes y tenues.
    
    Después de unos segundos empezó un lento vaivén, la sacaba un par de milímetros y la metía un poco más, ganando terreno en cada embestida, sentía como mis fibras musculares se estiraban al máximo al punto de hacerme doler, mis súplicas de sácala se convirtieron en despacio, despacio, sentía que me reventaba por dentro, pero su única muestra de compasión fue aplicar más vaselina al tronco de su verga, cada que metía un pedazo de verga.
    
    Mis gritos, eran ahogados por la música y mi esposo cantando a todo pulmón:
    
    "Yo quiero que te vayas por el mundo
    
    Y quiero que conozcas mucha gente
    
    Yo quiero que te besen otros labios
    
    Para que me compares hoy como siempre…"
    
    La canción parecía el consentimiento de mi marido, en eso estaba pensando, el ardor se ...