Mi tía… jamás lo habría imaginado
Fecha: 03/11/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Miguelón, Fuente: CuentoRelatos
Sin más preludios empiezo a contar mi historia que espero os resulte espectacular como lo fue para mí cuando me sucedió.
Soy un chico normal de 25 años y esto que ahora les cuento me sucedió cuanto acababa de cumplir los 22.
Mido 1,80, de piel y pelos castaños y mi aparato reproductor está bien considerado por aquellas (no muchas) que ya lo han probado (en torno a los 19 o 20 cm.)
Casi todo los veranos, yo me desplazaba al norte del país a pasar unos días en casa de unos tíos que tenemos allí.
Mi tío se llama Roberto, tiene 60 años y es un hombre majete. Mi tía, carnal, tiene 55 años, se llama Julia y es la hermana de mi padre. Ellos tienen tres hijos, pero en aquellos momentos no vivían ya ninguno en casa. No voy decir que tenga un cuerpo 10 pero sus medidas son apropiadas para una mujer de esa edad que ya ha sufrido muchos avatares, Ella mide sobre 1,65 m. Y pesará 55 Kg. Sus pechos son pequeñitos, vamos, frecuentemente normales en una mujer de peso y estatura media, tiene unas caderitas pronunciadas en las que no había yo reparado hasta que sucedió lo que ahora les cuento:
Resulta que fuimos mi familia y yo a pasar unos días como acostumbrábamos en el mes de agosto. Llegamos y como de costumbre nos repartimos besos entre todos ya que hacía algún tiempo que no nos veíamos. En ese momento yo no te a mi tía algo triste, no sabía que le ocurría.
Los primeros días transcurrían con normalidad, yo salía a conversar con amigos que tenía allí en el pueblo y ...
... daba paseos por el mismo.
Mi tía siempre nos ha tratado excelentemente, siempre acostumbra a agasajarnos y nos tenía siempre las camas echas, la ropa limpia, en fin todo lo que una mujer de su tiempo hace para con sus familiares.
Mi relación con mi tía siempre ha sido de lo más cordial, nuestros temas de conversación eran demasiado limitados, supongo, por un lado al respeto que le debía y por otro a nuestra diferencia de edad.
Una noche, no sería muy tarde, al acostarme, mi tía andaba cerca de mi habitación terminando de arreglar unas cosillas para que estuvieran listas el día siguiente, ya me encontraba en la cama y ella entró despacio, sin encender la luz y me preguntó:
—Oye, ¿estás dormido? Venía a darte las buenas noches. (Esto era algo que mi tía hacía frecuentemente).
—No, le dije, acabo de acostarme y aún estoy dando vueltas intentando hacerlo.
—Bien, no te molesto más, que pases buena noche.
Se acercó para darme el beso y posó unas de sus manos sobre mi pene, que como imaginaréis a esas horas estaba totalmente flácido.
Supongo que fue un acto totalmente involuntario y además creo afirmarlo con rotundidad puesto que la luz seguía apagada y era escasa la luz que entraba desde el cuarto de baño.
—Espera tía no te vayas. El otro día, cuando llegamos noté que estabas algo triste y estos días te estoy notando un tanto ausente.
—Bueno… son problemillas entre tu tío y yo, ya sabes cosas de mayores, ya no nos entendemos tan bien, pero bueno, no es ...