1. Mi tía… jamás lo habría imaginado


    Fecha: 03/11/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Miguelón, Fuente: CuentoRelatos

    ... se haría esperar. Una tarde, me dirigía hacia la ducha con tan sólo un bóxer puesto y la toalla sobre mi hombro, anuncié que mi intención era meterme en la ducha y así fue. Tras apagar el agua me salí y tomé la toalla presto a secarme, me había hecho una pajilla en la ducha, por tanto salía con el pene morcillón, y en esto que noto que la puerta se abre. Era mi tía, necesitaba coger unos atuendos para su higiene personal y no me dio tiempo a alcanzar la toalla cuando ella entró:
    
    —Perdón, perdón y se salió urgentemente.
    
    Estaba claro que me había visto (e incluso pienso que lo había hecho a posta porque sabía que yo había entrado en la ducha y ya se había pagado en calentador). Me tapé con la toalla y dije:
    
    —Ya puedes pasar, es que me has cogido in-fraganti.
    
    Lo sé, créeme que lo siento, picó la puerta y entró:
    
    —Perdón ¡eh! Pensé que ya habrías terminado.
    
    —No pasa nada, estás en tu casa y es normal, además a mí me pasó el otro día.
    
    Ella cogía del armario los utensilios que le hacía falta mientras me daba la espalda, yo mientras me secaba.
    
    —He alcanzado a ver un poco de tus partes, espero que no te importe, además ya te las veía de pequeño cuando tu madre te cambiaba, incluso, alguna vez que yo te bañé.
    
    Estaba un poco acalorado, jamás había hablado con mi tía de esas cosas y ahora no sabía que decir.
    
    —Lo cierto, es que ahora he crecido, pero no importa, eres mi tía y no me he de avergonzar.
    
    —Pues tienes razón, sí que has cambiado. Y ...
    ... mucho.
    
    —¿Por qué lo dices? (me hacía el sueco porque me estaba dando mucho morbo la situación).
    
    —Estás muy crecidito, y tu pene tampoco es el mismo.
    
    —Bueno, eso es lógico, han pasado los años (mi pene comenzaba a recobrar vida tras la paja, me estaba excitando con la conversación).
    
    —Sí, pero ese tamaño no es normal.
    
    —¿Tú crees?
    
    —No es que yo haya visto muchas pollas (me sorprendió su léxico, nunca la había oído hablar en ese tono), pero creo que la tuya tiene un considerable tamaño.
    
    Me quité la toalla de la cintura y casi ni me importaba que estuviera mi tía delante. Ella se volvió y me dijo:
    
    —Ves a lo que me refiero, eso no es normal.
    
    —Es que ahora… —casi no atinaba a hablar pues, me he excitado un poco con la conversación.
    
    —Si quieres desahogarte, me salgo (jamás hubiera imaginada que mi tía me invitara a pajearme, ella es muy recatada).
    
    —No, no es para tanto, podré aguantar.
    
    —¡Vaya tamaño! (no dejaba de mirar, estaba como entusiasmada).
    
    Me armé de valor y le dije:
    
    —Aún podría tomar más cuerpo.
    
    —No fastidies, eso sería una polla grandiosa (otra vez polla, esto se estaba saliendo del tiesto).
    
    —Bueno (ya me desinhibí), la polla que tiene un joven de 22 años excitado.
    
    —¡¡¡Madre mía!!! (Mi polla ya estaba a punto de reventar).
    
    Ella se volvió hacia la puerta, pensé que ahí acabaría todo, pero me equivoqué, cerro el pestillo de la puerta y dejó las cosas que tenía en la mano, se sentó en la taza del váter y continuó diciendo:
    
    —Mira, tu ...