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El motero
Fecha: 09/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... por un segundo en cada dirección. Sus miradas se quedaron enganchadas de manera casi lasciva. En el baño Ana no se explicaba lo que le pasaba. Era una atracción animal. Era como una leona en celo atraída por un macho alfa. Se refrescó la cara y salió hacia la mesa con Fer. Para intentar despejarse un poco le propuso a su novio dar un paseo por los alrededores. Durante casi una hora estuvieron paseando y charlando de sus planes y sus trabajos. Pero cuando por fin Ana había borrado al tipo de su cabeza tuvo una aparición. Desde un mirador sobre la playa nudista y con la única luz de la luna llena vieron al dueño de la moto totalmente desnudo camino del agua. La imagen fue impactante para Ana. El cuerpo del tipo era de infarto. Una musculatura perfectamente definida. Unos abdominales cincelados. Unas nalgas talladas en mármol. Un tatuaje tribal en uno de sus hombros remataba su imagen de "malote". Al andar hacia el agua su miembro se balanceaba de lado a lado demostrándole a Ana lo bien que calzaba aquel tío que la tenía atrapada. El dueño de la moto se metió en el agua mientras la pareja lo observaba en completo silencio. Ninguno de los dos dijo nada y se marcharon a su tienda. Fer sacó una botella de Seegram y un par de latas de tónica. Se sirvieron una copa y se sentaron delante de la tienda. Ana miraba de vez en cuando la tienda cerrada de su vecino y lo imaginaba desnudo bañándose en la playa bajo la luz de la luna. La conversación entre ellos se hizo más ...
... entretenida a medida que bajaba el nivel de la botella de ginebra. Casi sin darse cuenta acabaron bastante perjudicados. Nada más entrar en la tienda Fer cayó en un profundo sueño mientras la imagen del motero desnudo permanecía en la cabeza de Ana. Casi por inercia introdujo su mano dentro del pantalón corto con el que dormía. Sus dedos pasearon por su rajita caliente desde abajo, abriendo sus labios, hasta arriba donde su clítoris latía de excitación. Se humedeció los dedos corazón y anular en su lengua y volvió a rozarse el clítoris. Un leve suspiro y su libido estaba por las nubes. Se sentía el coño inundado de flujo caliente. Se introdujo los dedos dentro imaginando que eran los del motero desconocido. Recordó el buen rabo que tenía y se estremeció al imaginarse penetrada por ese enorme miembro erecto. Echó de menos su satisfyer cuando aceleró el movimiento de sus dedos contra su clítoris. Sentía que se corría. Ese característico calambre cervical que anunciaba el orgasmo había salido ya en dirección a su coño. Tuvo que taparse la boca con una mano para evitar gritar y ser oída. Cerró las piernas entorno a su otra mano haciendo fuerza y presionando su clítoris. Su cuerpo estaba sudado. Sus pezones negros erectos. Soltó el aire de sus pulmones en un suspiro y cayó dormida por el alcohol y el orgasmo. Se despertó acalorada. El ambiente en la tienda era algo cargante. La sudoración de sus cuerpos exhalaba alcohol y, en su caso, el olor de su flujo vaginal era un componente ...