Perdí la virginidad con mi hermano gemelo
Fecha: 10/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos
... favor.
Y así lo hizo, con suavidad, sin volverse loco. Un líquido caliente me invadió desde adentro, mientras su pija hacía tope en el fondo de mi concha.
─Movete ─le supliqué en un susurro.
Y empezó a moverse con suavidad. Su pija iba y venía dentro de mi concha, llenando cada espacio posible. Volvió a besarme, y el beso mientras me cogía fue millones de veces mejor que cualquier otra cosa. Tomándolo por la cadera, yo iba marcándole el ritmo, el cual era cada vez más intenso. En cierto momento, tuve que dejar de hacerlo, ya que la forma en la que me cogía era perfecta.
─Sí mi amor, así, así, no pares por favor, cógeme más rápido.
Mis palabras causaban efecto inmediato en su ser, por lo que cada vez lo sentía más adentro. A medida que aumentaba el placer, su pija parecía seguir creciendo adentro mío. Dolía, cuánto dolía, pero era hermoso.
─Marti, voy a acabar ─ dijo entre jadeos.
Volví a tomarlo por la cintura para obligarlo a acelerar el ritmo. Las embestidas eran cortas, ya que no le permitía alejarse tanto de la zona de placer. Pero a la vez eran cada vez más potentes, como martillazos en una pared. Todo a nuestro alrededor desapareció, el total de la ...
... existencia se concentró entre mis piernas, con mi concha totalmente empapada y su pija taladrándome con violencia. No daba más, la excitación estaba haciéndome sentir en el aire, flotando sobre una nube mojada, eléctrica y caliente. El placer fue abrumador cuando sentí la avasallante descarga de leche en mi interior, mientras mi concha le hacía frente con una avalancha de jugos rojizos.
Manu cayó rendido sobre mí, acariciándome la cara con su caliente respiración. A mi alrededor solo veía lucecitas de colores que titilaban sin cesar, mientras mis oídos eran invadidos por su aturdidora respiración. Lo tomé del pelo, lo atraje hacia mí y busqué su boca. Un sabor agridulce me invadió el paladar haciéndome salir del estupor. Luego del beso, nos miramos sonrientes. Quien no sonreía, era Maite, nuestra hermana mayor. Vaya a saber desde hacía cuanto que nos observaba desde debajo del marco de la puerta, cruzada de brazos y muy seria. El hermoso encuentro de amor que acabábamos de vivir, se convertía en algo totalmente incierto, que seguramente determinaría el curso de nuestras vidas para siempre.
**********************
¿Queres comunicarte conmigo? escribime a:
[email protected]