1. El bautizo campestre (Día 4): El regreso


    Fecha: 15/05/2025, Categorías: Intercambios Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    ... falda noté que, de nuevo, no llevaba ropa interior. –Subamos-, me dijo.
    
    Andrea: ya, cariño… conduzca… te voy hacer la mamada del siglo.
    
    Yo: pero esa ya me la hiciste la noche que llegamos… así que si… ahhh… guaaa…
    
    Menos de un kilómetro adelante nos encontramos con el desvío hacia los sauces… Al disminuir la velocidad, Andrea levantó la cabeza y, tras echar un vistazo volvió a lo suyo. Detuve la van donde mismo lo habíamos hecho en la mañana.
    
    Andrea mamaba con frenesí. Algunos minutos después, sin pensarlo, tomé su cabeza con ambas manos y aceleré el ritmo, follándome su boca con rudeza. Al eyacular puso sus manos en mis nalgas, empujándola aún más adentro. No quería dejar escapar ni una sola gota.
    
    Al cabo de unos minutos de conversación decidimos irnos para llegar a follar a la ducha, los dos, solitos. Nos comenzábamos a vestir cuando vimos la camioneta de Juan desviarse hacia nosotros. Nos miramos y sonriendo nos desnudamos. Andrea, entonces, levantando el culo para mostrarlo por la ventanilla abierta, comenzó a chuparme la verga.
    
    Juan: ayayai, primo… te la cambio… jajaja…
    
    Yo: -al notar que era Elsa y no Rosa, le dije a Andrea.- quieres cambiar?
    
    Andrea: y tú?
    
    Yo: bueno, sí… es que con Elsa quedé con ganas…
    
    Andrea: dale…
    
    Yo: -a Juan ya estacionado- Sigue en pie la oferta del cambio, primo?
    
    Juan: Por supuesto…
    
    Yo: ok… démosle. –Dirigiéndome a Andrea- y tú qué haces… no, no, no… nada de ropa… Espera…
    
    Bajé, desnudo. Di la vuelta por ...
    ... delante de la van. Le abrí la puerta a mi novia y la ayudé a descender. Luego, de la mano, nos dirigimos hacia la camioneta. A mitad de trayecto, nos cruzamos con Elsa. Desnuda también. Al llegar a destino. Le abrí la puerta y con un suave beso en sus labios, me despedí.
    
    III
    
    En el momento que abría la puerta de la van, la camioneta con mi novia dentro, me mostraba sus luces traseras en señal de despedida. La tarde declinaba cuando Elsa me dice… -Follemos afuera, primo… ven…
    
    En vez de seguirla de inmediato, fui en busca del manto que Aurelio tenía en el maletero de la van… Elsa estaba de pie, desnuda con las piernas ligeramente separadas, las manos en las caderas, a unos metros de la van… Sus tetas erguidas y firmes a pesar de la lactancia me llamaban. Le mostré el manto. Sonrió. Juntos lo estiramos.
    
    Tras la operación ambos dimos un paso para encontrarnos en el centro. Nos besamos… Ella con una inusitada pasión… Posándole una mano en cada mejilla y mirándola a los ojos, le dije en voz baja, íntima, -shuuu… nadie nos apura, preciosa…
    
    Tomándola, gentilmente de los hombros le di la vuelta. Al principio, tiernamente para poco a poco, muy poco a poco aumentar la intensidad de los besos que le prodigaba en el cuello, orejas y nuca.
    
    Ella, en tanto, con su mano derecha, tomó mi verga con decisión. Arriba, abajo, arriba, abajo la movía con parsimonia y contenida lujuria. Comenzó a gemir luego que al oído, le susurré todo lo que le iba a hacer.
    
    Mis manos, por su lado, ...
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