1. El bautizo campestre (Día 4): El regreso


    Fecha: 15/05/2025, Categorías: Intercambios Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    ... le recorrían el cuerpo con calculada delicadeza, deteniéndose para quedarse en el depilado coño… Qué pedazo de coño. A los gemidos se le unieron exclamaciones monosilábicas. Pasaba mis dedos por el lado de sus labios vaginales subiendo y bajando.
    
    La deposité gentilmente sobre el paño. Nos miramos borrachos de líbido. Ella recostada de espaldas, codos y rodillas flexionadas y éstas últimas, ligeramente separadas. Su largo pelo tomado en dos trenzas no alcanzaba a disimular sus erectos pezones. Entreabrió la boca en un mudo rictus de deseo.
    
    Hacía unos minutos buscaba solo satisfacerme, sin embargo, al verla ahí, entregada, anhelante, excitada, cambió las cosas. Quería darle placer... No, mejor dicho, necesitaba hacerlo. Mirándola con deseo, me arrodillé frente a sus rodillas, separándolas hasta dejar sus piernas completamente abiertas.
    
    Una vez expuesto su coño. Comencé a bajar por sus piernas, tocándola, apenas, con la yema de los dedos. Detenía mi avance milímetros antes de tocarlo, solo para volver a llegar hasta un poco menos abajo desde donde había partido.
    
    Así, tres veces, subí y bajé mis manos por el interior de sus muslos hasta casi tocarle el coño... Elsa gemía y suspiraba alternativamente. En la siguiente ocasión en la que subieron, los dedos se quedaron circundando toda su zona erógena hasta tomar labios vaginales y suavemente separarlos. Jadeó...
    
    Abrí su vagina completamente. Entonces, acerqué mi boca para con el aliento, primero y la lengua después, ...
    ... estimular su coño y clítoris hasta, pocos minutos después, notar por la increíble afluencia de líquidos que la esposa de don Arturo alcanzaba un intenso orgasmo.
    
    Menos de 15 segundos pasaron y metiéndole mis dedos del corazón y anular en su coño, comencé de una, un sube y baja a un ritmo rápido. Los gemidos no se hicieron esperar. De pronto, arqueó su cuerpo apoyando todo su peso en los pies y la cabeza, eyaculando profusamente.
    
    Por poco más de un minuto estuvo desparramada sobre la frazada, sonriendo y lanzándome besos. Tomé uno de esos besos en el aire y lo dirigí hacia mi erecta verga.
    
    IV
    
    Elsa: -suspiró- el Artu folla bien, pero esto... uuuu... es… otra cosa…
    
    Yo: -estirando mi mano hacia ella- No me vas a decir que nunca antes habías sentido esto… -sonrió enigmáticamente- venga, mijita... Dese vuelta. Eso... Así mismo...
    
    Solita se ubicó en cuatro, apoyando su peso en rodillas y brazos, levantando el culo como perra en celo... Acerqué la verga a su mojado coño. Por unos segundos se la dejé rozando la entrada hasta que ella misma me pidió que la penetrara hasta el fondo.
    
    Yo: así la quieres dentro...
    
    Elsa: si, por favor...
    
    Yo: te la voy a meter, pero solo si... solo si eres mi putita personal... Lo serás?
    
    Elsa: si... Quiero que me trates como pu... Ayyy!
    
    Tras penetrarla de una sola estocada seguí con un mete y saca a media máquina. Cada ciertas metidas le propinaba una firme, mas no ruda, nalgada. Al cabo de unos minutos, con el dedo índice ...
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