1. La cabrona


    Fecha: 19/05/2025, Categorías: Incesto Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... frecuentes pajas y, ya, escasos polvos con Roberto.
    
    Durante meses Jona estuvo entrenado en casa como el novio oficial de Cristina. Meses en los que me sentía cada vez más atraída. Nuestra relación fue muy estrecha desde el primer día y yo me mostraba como una "suegra" entregada a que la relación llegase a buen puerto. Los apoyaba en sus decisiones, a veces ante la oposición de Roberto. Cristina vio en mi a su principal apoyo y nuestro vínculo se estrechó también.
    
    En verano, en nuestra piscina, siempre de manera disimulada tras unas grandes gafas de D&G, me recreaba en el espectacular cuerpo de Jona. Él se dejaba ver, saliendo del agua por el lado más cercano a mi. Era impresionante ver emerger aquel cuerpo perfecto, apoyado sobre sus fuertes brazos, mientras el agua resbalaba por todo él. Quedaba de pie ante mi luciendo un abdomen definido y un generoso paquete atrapado en un bañador ceñido de nadador olímpico. Me miraba con media sonrisa antes de pedirme una toalla. Yo se la entregaba lentamente, sin dejar de escrutarlo y notando como la humedad de mi coño mojaba mi bikini tipo tanga.
    
    Al año, Cristina y Jona anunciaron que se irían a vivir juntos. Lo que reducía bastante las posibilidades de seguir calentándome el coño con la excitante presencia del novio de la hija de mi marido. Pero para mi sorpresa, éste decidió matricularse en el mismo gym al que yo asistía. La cosa ahí fue a peor. Yo hacía coincidir mis horarios con los suyos y así poder verlo en plena acción. ...
    ... Me resultaba irresistible ver a Jona trabajar su físico en aquellas máquinas. Sus brazos levantando pesas, su espalda tensándose en pleno ejercicio, sus piernas marcadas ante el esfuerzo. Me excitaba ver cómo empapaba en sudor su camiseta de tirantes.
    
    Por mi parte, reduje la talla de mis mallas deportivas haciendo que mi coño se marcase de manera provocativa. El top difícilmente podía contener el volumen de mis tetas y mis pezones se marcaban constantemente en la prenda. Además siempre rondaba alrededor de Jona con la excusa de que me aconsejase a la hora de hacer algunos ejercicios.
    
    Aquella mañana me sentía especialmente cachonda. Llevaba casi un mes sin practicar sexo con mi marido y la visión diaria de aquellos cuerpos de gimnasio hacía estragos en mi libido. Cuando Jona se marchó a los vestuarios yo aún me quedé un rato para terminar unos ejercicios. Cuando él salió yo estaba a punto de salir por la puerta. Había decidido ducharme en casa. Yo bebía directamente de una botella de agua cuando el chico me ofreció llevarme. Un poco de agua se escapó por la comisura de mis labios y, a modo de pequeños hilillos, descendieron por mi cuello y se perdieron entre mis tetas. Yo sentía la profunda mirada de Jona en mi escote.
    
    El aroma a fresco y limpio del hombre inundaba el habitáculo de su Seat Leon y contrastaba con mi aspecto de deportista sudada. Sentía como mi coño caliente dejaba un rastro de humedad en mi tanga hasta marcarse perfectamente en mis mallas. Hicimos el ...
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