1. La cabrona


    Fecha: 19/05/2025, Categorías: Incesto Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... recorrido comentando algunas anécdotas del gym y reímos. Al llegar le ofrecí que entrara a beber algo mientras yo me duchaba. Jona pasó a la cocina en busca de una cerveza mientras yo subía a mi dormitorio en busca de aplacar mi calor con una ducha fría.
    
    Bajo la alcachofa, dejaba que el agua relajase mi cuerpo aún en tensión por el ejercicio y mis pensamientos perversos. Mientras mi fantasía me traicionaba con explícitas escenas sexuales en las que Jona era protagonista mi boca repetía que era una locura. En ese momento se abrió la puerta del baño. No me lo podía creer. Era Jona totalmente desnudo. Lo único que me falta por ver de su anatomía era una polla de buen tamaño, en la que se marcaban las venas de manera provocativa y cuyo capullo en forma de bola, de color rojo intenso, apuntaba al cielo pegado a su cuerpo. En una rápida comparación mental, la de mi marido perdía por mucho. Sobre todo en el poder de la erección. Ésta golpeba el cuerpo del hombre, la de mi marido no alcanzaba los 90° con respecto al suelo.
    
    -Te estaba esperando.
    
    Fue lo único que acerté a decir cuando Jona comenzó a caminar hacia mi. Yo de pie, en el plato de ducha recibí encantada el cuerpo del novio de mi hijastra. Se pegó a mí y me besó metiéndome la lengua muy dentro. Sabía a cerveza. Su polla erecta quedó aprisionada entre nuestros cuerpos. Sus manos recorrieron mi cuerpo hasta posarse en mis nalgas y masajearlas. Las mías intentaron abarcar su anchura y recorrí su definida ...
    ... musculatura hasta agarrarme a sus glúteos. Estaban duros como piedras. Subí de nuevo por su zona lumbar antes de acariciar sus pectorales y rodear cada uno de sus abdominales.
    
    Por fin agarré su polla. Era caliente, dura, gorda. Al acariciarla podía notar cada una de las venas que se le marcaban. Comencé a masturbarlo lentamente al tiempo que le miraba y me mordía el labio inferior. En ese momento mi mente no funcionaba con claridad. No me planteé la diferencia de edad, yo le sacaba 26 años, era el prometido de la hija de mi marido, ni siquiera que estaba cometiendo la peor infidelidad posible. Lo único que quería era aquella polla.
    
    Jona tomó las riendas. Manejó mi 164 cm de altura como el que maneja a un juguete. Me giró contra la pared, retiró mi melena y acariciándome el coño desde atrás me susurró al oído:
    
    -Quiero follarte desde el día en que te conocí.
    
    Para entonces mi coño palpitaba deseoso de ser penetrado. Jona acarició mi espalda bajo el agua que caía de la ducha. Luego me cogió las tetas. Sentir las grandes manos de aquel hombre sobar mi pecho, y pellizcar mis pezones gordos, era muy excitante. Después su mano recorrió mi barriga plana y definida hasta posarse en mi coño donde jugó unos segundos antes de abrirlo para colocar su capullo.
    
    El primer puntazo hizo que me estremeciera. Hacía mucho que no follaba y la dureza de aquella polla era desconocida para mi vagina. Un segundo puntazo me obligó a ponerme de puntillas. El empuje de Jona era bestial y conseguía ...
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