1. La cabrona


    Fecha: 19/05/2025, Categorías: Incesto Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... levantarme del suelo. Un tercer puntazo hizo que me estrellara contra la pared. Mis tetas se apretaban contra los azulejos y mis manos apoyadas en la pared impedían que me empotrase contra ella. Jona me estaba follando como un animal en celo. Su polla no pedía permiso para invadir mi sexo y alcanzar una profundidad que no recordaba. Como pude cogí la alcachofa y dirigí el chorro contra mi clítoris mientras era brutalmente follada por aquel chico joven.
    
    Grité cuando el orgasmo se me vino encima. Mis piernas me flaquearon y quedé en pie por el empuje de la polla del novio de mi hijastra Cristina. El tipo tensó su cuerpo antes de salir de mi interior y terminar de correrse en mi espalda y mis nalgas. Perdí la cuenta de los chorros de lefa caliente que impactaron en mi cuerpo. Sentí la fuerza juvenil del semental que me acaba de follar.
    
    Lejos de terminar ahí, la locura continuó. De haber sido mínimamente prudentes no hubiese sido ningún problema pero en ese momento éramos dos fuerzas de la naturaleza atraídos de manera inconscientes por nuestros más primarios instintos. Tras secarnos acabamos en mi cama de matrimonio. Yo sentada a horcajas sobre Jona. De nuevo empalada por el poderoso miembro de él. Con mi melena húmeda cayendo por mi espalda, yo botaba sobre él que me mordía los pezones y me rodeaba con sus brazos.
    
    Yo tenía la cabeza echada hacia atrás sintiendo la saliva caliente del joven recorrer desde mi cuello hasta mis tetas. Sus dientes provocándome un ...
    ... placentero dolor al clavarse en mis pezones. Sus manos me agarraban las tetas, acariciaban mi espalda o azotaban mi culo indistintamente. De repente volvió a salir el animal que era Jona. Sin esfuerzo me volteó. Me colocó boca arriba y se tumbó sobre mí. Yo le recibí con las piernas abiertas. Me penetró de un golpe seco de cadera, arrancándome un profundo gemido de placer. Clavé mis uñas en sus hombros cuando comenzó a bombear como una bestia. Yo gritaba de manera incontrolada al sentirme totalmente ocupada.
    
    Levantó mis piernas para colocarlas sobre sus hombros y no dejó de percutir contra mi coño rasurado. Mis tetas se movían a cada golpe de cadera de Jona. Me estaba destrozando. Sentía su polla clavarse en mi cerviz. Me estaba echando el mejor polvazo de mi vida.
    
    Antes de correrse salió de mi y se colocó a horcajadas sobre mi cuerpo. Comenzó a masturbarse. La visión que tenía era excitante. Un joven de cuerpo escultural se pajeaba la polla a escasos centímetros de mi cara. Me tenía inmovilizada. Me tenía a su merced. Podría haber hecho lo que hubiese querido conmigo. Yo le animaba a que se corrieses sobre mí:
    
    - Hazlo cabrón. Córrete en mis tetas. Échamelo en la cara.
    
    Jona volvió a gritar, como en la ducha, anunciando su orgasmo y su polla empezó a disparar indiscriminadamente contra mi. Sus corridas eran exageradamente abundantes. Varios de sus chorros impactaron en mi morbosa cara. Yo abrí la boca para tragar. La textura viscosa de su lechada quedó en mi lengua. También ...
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