Dos sumisos y un perro
Fecha: 21/05/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... froté mi cabeza con tu pierna. Acariciaste mi cabeza y me pediste que me pusiera a cuatro patas y te subiste sobre mí, como si de una amazona se tratase mientras, con determinación, dijiste:
“Ven Luis. Tengo ganas de sentir tu polla en el culo, y parece que José no tiene ganas”.
Te tumbaste apoyando tus bonitas tetas en mi espalda, dejando tu precioso culo expuesto y Luis se colocó detrás de ti. Sentí perfectamente que estaba empujando su polla en tu culo porque podía sentir cada movimiento en mi cuerpo. No pasaron ni treinta segundos, cuando le dijiste:
“Vamos, puta. Fóllame el culo. Lo estoy deseando… y estoy deseando que mi perro sienta cada una de tus embestidas y que se excite con mi placer mientras su minúscula polla lucha por salir de la jaula de castidad”.
Efectivamente estaba excitado. Me conocías tan bien… y más me excité todavía al escuchar tus gemidos al ritmo de las embestidas de Luis, que follaba con ganas tu precioso culo mientras José seguía tumbado cerca del sofá. Estuvo bastante tiempo follándote, y tus gemidos iban en aumento, acompasados con una respiración cada vez más comprometida. Entonces sucedió. Te corriste mientras Luis te sodomizaba, y mientras lo hacías le dijiste:
“Córrete zorra. Córrete dentro de mi culo. Ahora”.
Luis aumentó la velocidad y la intensidad de sus embestidas. Pensaba que iba a tirarte de encima de mi espalda al sentir la fuerza que transmitía, pero pasado algo menos de un minuto se vació por completo entre ...
... gemidos de placer. Y después, ese silencio solo interrumpido por dos personas que han tenido sexo y que ahora compiten por el mismo oxígeno. El olor a sexo se expandía por la habitación, mientras Luis salía cuidadosamente de tu interior y se quitaba el condón.
Cuando te diste cuenta de que acababa de quitárselo, le dijiste:
“Ahora te tragas tu leche, puta. No pensarías que te iba a salir gratis follarte este culazo, ¿verdad? Venga, que yo lo vea. No desperdicies ni una gota, guapito”.
Sin dudar, Luis vació el contenido del condón en su boca y te dio las gracias. Te acercaste y le diste un beso en la mejilla. Tenía claro que volvería a ver a Luis. Se estaba portando muy bien, y sentía que te gustaba follar con él.
Seguidamente miraste a José, que estaba humillado y desatendido, y que te miraba con ojos de rabia. Te acercaste a su lado y le acariciaste la cara. Inmediatamente después, le diste un tortazo con la mano abierta que casi hace que, con su 1,90 acabe en el suelo. Te miró con rabia, y repetiste el tortazo. Después otro. Y otro. Le agarraste del pelo, te acercaste a su boca y le escupiste en los ojos diciéndole:
“Zorra barata. No vuelvas a desobedecerme ni a retarme en tu vida o no volverás a saber de mí. Y ahora ponte a cuatro patas en el sofá, que te voy a enseñar para lo que sirves”.
José se colocó a cuatro patas. Te acercaste con una mordaza que él mismo te había regalado y se la pusiste bien apretada. Igualmente le colocaste una jaula de castidad ...