Dos sumisos y un perro
Fecha: 21/05/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... llevarme. Al subir de la piscina, nos duchamos juntos, fuimos a dar un paseo y después de ver una película nos metimos en la cama. Nada más entrar en ella, completamente desnudo, como ordenas que lo haga siempre, me miraste y me dijiste:
“Pedro, tengo muchas ganas de lo de mañana, pero ten claro que en el momento en el que no puedas más, es tu responsabilidad pararlo. Te voy a hacer sentir una mierda, y pienso estar follando con ambos constantemente. 24 horas dan para mucho, cariño. Lo deseo muchísimo, pero tú eres lo más importante de mi vida y no quiero que te rompas, así que está en tu mano pararlo si no eres capaz. ¿Está claro, verdad?”
Te dije que sí. Que no te preocuparas por mí y que te concentraras en disfrutar de mi sustituto y del nadie, que yo siempre estaría allí para ti. Para todo. Nos quedamos dormidos enseguida, y por la mañana, la ansiedad me despertó a las 6:30 de la mañana. No paraba de dar vueltas en la cama. Estaba excitado y dándole vueltas a lo que iba a suceder. No sabía quién era el sumiso nuevo al que querías usar, pero sí conocía bastante bien a José. Te lo habías follado varias veces, y desde el primer día no se había cortado en expresar las ganas que tenía de estar en mi lugar… y hoy le ibas a conceder ese privilegio durante 24 horas, mientras yo era testigo de todo.
Tengo ordenado no salir de la cama sin despertarte como es debido, pero tampoco puedo hacerlo muy pronto, porque te gusta dormir, así que me quedé con el móvil hasta que ...
... sentí que tus movimientos eran cada vez más frecuentes. Me acerqué a darte un beso, y preguntándome qué hora era, me lo devolviste quedándote dormida casi instantáneamente. Me moría de amor viéndote dormir, con los pelos alborotados y ese cuerpo que me vuelve loco y del que dos sumisos estaban a punto de disfrutar. Estabas tan dormida, que no te habías dado cuenta, pero como impulsada por un resorte, te giraste y me empujaste fuera de la cama.
“Perro sarnoso. ¿Qué haces intentando besarme? Sal de mi cama y a cuatro patas quiero que vayas hasta el baúl de los juguetes que está en el armario de la entrada. Te quedas esperando allí hasta que yo llegue”
Lo había olvidado. Estaba nervioso y quería besarte por última vez en 24 horas. Pero después de ese beso fugaz, te habías dado cuenta y me habías tratado como lo que era. Tu perro. Estuviste en la cama desperezándote un buen rato. Entonces, mientras esperaba a cuatro patas mirando de frente al baúl de los juguetes, escuché tu voz:
“Hola José, buenos días. Pues sí, mira tú. No suelo madrugar tanto, pero por algún motivo que no puedo entender, hoy me he despertado pronto. Jajajajaja. ¿En serio? Bueno, solo espero que hayas dormido lo suficiente como para estar a la altura de mis necesidades. Vale, vale… tú sabrás, pero te adelanto que no quiero excusas. Oye por cierto, recuerda que tienes que ir a por el nadie al centro comercial Plaza Mayor. Justo, el que está al lado del aeropuerto. Se llama Luis, y te esperará sentado en la ...