Dos sumisos y un perro
Fecha: 21/05/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... mirando un instante, pero giraste el cuello y terminaste de perfilar tu bonita boca con el pintalabios rojo. Mi favorito.
No pasaron ni diez minutos y se escuchó el timbre del portal. Cogiendo la correa, te acercaste al telefonillo, y yo detrás de ti. Te escuché decir:
“¿Quién es? Anda, pero si tengo dos regalitos. Subid, subid… estaba esperándoos”
Volviste a mirarme, y en esta ocasión sí acariciaste mi pelo y mis hombros, y escuché un ahogado “Te quiero” al que yo respondí con un ladrido. Nada más terminar de ladrar escuché ruido en el descansillo. Ni siquiera esperaste a que llamaran al timbre de casa. Abriste la puerta y te encontraste a José, que sin pensárselo dos veces te dio dos sonoros besos mientras apoyaba su mano en tu cintura. Tu le respondiste pegándole mucho a él, y haciéndole sentir tus ganas, pero inmediatamente después, tus ojos se fijaron en el juguete que te había traído José.
“Anda. ¿Qué tenemos aquí? Tú debes ser Luis, ¿verdad?. José me ha hablado mucho de ti, y veo que se quedó corto cuando te describió físicamente. Mmm. Me gusta el juguetito que me has traído José, aunque no sé si sabes bien lo que acabas de hacer”
Te reíste y cerraste la puerta con llave. Mirándolos a los dos, les dijiste que se sentaran en el sofá, que tenías que estar segura de que todo estaba claro antes de que “aquello se destrontrolara”, así que después de preguntarles qué querían de beber, fuiste a la cocina a por ello. En ese momento se hizo un incómodo silencio. ...
... Ambos me miraban sin decir nada. Entonces -como yo esperaba- fué José quién se dirigió a Luis y le dijo:
“Esta es la puta de Laila. Es su sumiso picha corta y engreído al que tengo muchas ganas de humillar otra vez, pero esta vez no seré un suplente. Esta vez yo seré el titular, y él solo será un perro. Imagino que nos lo contará ahora, pero lo hemos estado preparando hace tiempo y durante las próximas 24 horas le convertirá en un perro a todos los efectos”.
Luis me miró y no dijo nada. José, sin embargo, tenía un brillo chulesco en la mirada, y sentí cómo apretaba mi mandíbula mientras una bola de fuego recorría mi estómago. Entonces llegaste tú, serviste el agua a tus invitados y te sentaste enfrente de ellos, junto a mí. Agarraste la correa y la acortaste, de modo que mantuve mi cabeza pegada a tus piernas. Sin dejar siquiera que los dos sumisos terminaran sus bebidas, dijiste:
“Lo primero de todo quiero que os quede claro qué podéis y qué no podéis hacer. Aquí soy yo la que manda y vosotros dos obedeceréis sin dudar todo lo que os ordene. A la mínima señal de desobediencia os vais a casa. Me da igual que falle uno o el otro. Si alguno de los dos se extralimita, os vais los dos por donde habéis venido.”
“Lo segundo y más importante de todo. Este que veis aquí ataviado como un perro, es mi sumiso Pedro. Él es la persona más importante de mi vida, y está deseando ser humillado mientras disfruto de vosotros. Si alguno se extralimita con él, se va a la calle y no ...