Adelante oprime, atrás estruja
Fecha: 22/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... una de video.
Al final quedamos en que mi esposa participaría, más que nada porque en algunos momentos no sabía en qué ocupar su tiempo. Lógicamente la actividad estaría reducida sólo a fotos de lencería.
Una tarde decidieron hacer un desfile, solo para nosotros, de las prendas recién llegadas y lo llevaron a cabo pasando una a una, siendo mi señora la última. Evidentemente el fabricante sabía su oficio de hacer cosas atractivas, y las tres que modelaban cumplían muy bien la tarea, logrando que sus cuerpos, bellos de por sí, aumentaran su hermosura.
Cuando Zulema concluyó su cometido, al reunirse con nosotros, me miró fijamente y, en un tono mezcla de reproche y sorpresa, me soltó:
- “¡Estás empalmado!”
Sin la más mínima vergüenza ni hacer ademán de cubrirme, dejé que las tres mujeres y los dos hombres vieran el bulto que se elevaba en mi pantalón, a la altura de la bragueta.
- “Es verdad querida, la tengo tiesa y largando algunas gotas que mojan el calzoncillo”.
- “Y no te da vergüenza que Matías o Lucio puedan pensar que estás así por sus esposas?”
- “De ninguna manera, más aún, estoy satisfecho y contento. Que tenga el miembro erecto por mirar tres mujeres hermosas en ropa interior, a solo dos metros, significa que estoy dentro de la normalidad en lo que a salud mental y física se refiere”.
En eso intervino el esposo de Claudia.
- “David tiene razón y no sé por qué nosotros estamos intentando disimular lo obvio”.
- “Es así querida, una cosa ...
... es que la fisiología humana funcione espontáneamente y otra que la persona, de forma deliberada busque lo ajeno. Eso sí es reprochable, pero yo ahí, no entré”.
Como yo tenía mis obligaciones laborales en el estudio contable, tuve que coordinar algunas tardes cuando quería presenciar determinada reunión.
En la tercera o cuarta semana se introdujeron ligeros cambios, ocupando también algunas mañanas. La explicación fue que se habían incrementado los requerimientos, algo que no me cayó bien, pues en horario matutino era sumamente complicado ausentarme del estudio. En esto sigo un conocido dicho <Todos los hombres son buenos, pero cuando se los controla, son mejores>.
Cuando poco tiempo después la mañana pasó a ser el momento predominante para las reuniones, mi desconfianza se disparó.
Por razones de comodidad, su caja de ahorro bancaria donde le depositaban los pagos convenidos, se la controlaba yo mediante la aplicación Home-Banking, y ella afrontaba generalmente sus gastos usando la tarjeta de débito. Cuando se juntaron detalles que alimentaron mis dudas sobre su conducta, empecé a observar con más detenimiento la cuenta, constatando algunas inconsistencias. En los últimos veinte días me mostró ropa que había comprado, nada barato, por cierto, pero el pago no figuraba en los movimientos. Ergo, había empleado efectivo.
Por otro lado, sí figuraban los ingresos habituales y acordes a las sesiones fotográficas de lencería. La incógnita razonable estaba en el origen ...