Adelante oprime, atrás estruja
Fecha: 22/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... borde del escritorio dándome frente y tapando con su espalda la pantalla.
- “Por favor, no lo tomes como un atrevimiento, vos sabés que te respeto y nunca incurriría en algo así. Esto que estás haciendo solo te puede perjudicar, no conviene que sigas en ese camino”.
Mi contestación fue sacar la tarjeta y apagar la computadora mientras ella seguía.
- “Lo que ha sucedido es una desgracia para vos, pero también para mí pues me duele verte sufrir. Es verdad que yo tengo un consuelo. Durante estos cinco años callé y oculté lo que siento pues te veía enamorado, íntegro y fiel. Hoy, la barrera que me detenía ya no está. Desde el momento en que nos conocimos me enamoré de vos. Ya no importa si me echás pues por fin dije lo que tenía atragantado”.
Sus últimas palabras fueron sin mirarme y con lágrimas surcando las mejillas. No le permití seguir, pues tomándola de la cintura la hice sentarse en mi falda, permaneciendo abrazados en silencio luego de darle un beso en la frente.
- “Vos sabés que te aprecio muchísimo. Creo habértelo demostrado día a día y te agradezco enormemente lo que acabás de decir. Es un orgullo para mí, tu silencio anterior habla maravillas del corazón que tenés y por lo tanto merecés ...
... una respuesta honesta. Si ahora te besara, acariciara o avanzara en algo más íntimo, siempre quedaría la duda si fue simplemente búsqueda de consuelo o verdadero y profundo afecto. Tomémonos dos o tres semanas. Yo te buscaré”.
Y así fue. No habían pasado veinte días cuando la llamé por el intercomunicador y la esperé al lado de la puerta. La sorpresa fue verme a menos de un metro, cerrar con llave y sin pronunciar una palabra abrazarla sosteniéndola contra mi pecho. Cuando ella llevó sus brazos alrededor de mi cuello, pegando mis labios a su oído le dije:
- “Yo también te amo, preciosa”.
Sentados en el sillón manos, bocas y pelvis moviéndose al encuentro del otro hicieron innecesarias las palabras. Ya sentada a caballo de mis piernas, sin bombacha, el ruedo del vestido en la cintura y sus labios chupando mi lengua, mientras miembro y vagina ejecutaban la danza de entrada y salida, me pareció razonable averiguar.
- “Hay peligro de embarazo?”
- “Para algunas será peligro, en mi caso sería una bendición, preñame mi amor”.
Julia fue la terapia apropiada para remover el odio acumulado con perseverante ternura y amor incondicional. De esta unión nació una nena que llevó al cenit nuestra felicidad.