Aventuras y desventuras húmedas. Tercera etapa (11)
Fecha: 25/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... móvil y… esto es lo más gordo, me acabó por echar de casa.
—¡Qué! ¿Cómo que te ha echado de casa? No entiendo. Una cosa es que haya pasado algo, pero ¿por qué te hace eso?
—Fue hace unos pocos días, no te preocupes, encontré un piso universitario y hoy me instalé, fue muy rápido, tuve mucha suerte. Menos mal…
—No es eso, cariño. —Carmen se apoyó en el alfeizar del ventanal de una carnicería que estaba cerrada. Sus pies estaban temblando— Tampoco están en tu casa boyantes de dinero para mandarte a otro lado a vivir…
—No… me lo pago yo…
—Joder… No, hijo, esto es grave. Pásame tu número de cuenta al móvil y te hago una transferencia, no te preocupes por el dinero, ya sabes que no pasa nada, esto es mi culpa. Mierda…
—Te diría que no, tía…, pero sinceramente lo necesito. No sé si podría encontrar trabajo con rapidez, creo que he gastado toda la suerte que tenía.
—No, Sergio… tranquilo. Estoy todavía alucinando. —se pasó una mano por la frente notando unas frías gotas de sudor— Tengo que llamarla o algo… y por el dinero, mañana mismo lo tienes, con eso no te preocupes.
—Gracias, Carmen. —se mordió la lengua para no llorar, en verdad se sentía desolado y su tía con esa predisposición a ayudar le conmovía— Mejor dejarlo de momento como está, si no te ha llamado será por algo.
—Tienes razón. —era raro que todavía no hubieran hablado, quizá había algo más detrás de todo.
—Es que… también me pasé un poco, como no entendía lo que pasaba, solo se me ocurre ...
... a mí decirla si estaba celosa. Me dio un tortazo que me merecí. —soltó una risa irónica mientras se apretaba la sien con la mano libre. Cada vez que recordaba la situación le dolía la cabeza.
—¿Cómo? —Carmen se levantó de donde tenía sus posaderas— ¿Por qué le dijiste eso? ¿Y por qué se iba a enfadar? —la mujer no comprendía la situación. “¿Por qué iba a estar mi hermana celosa?”. De pronto una luz se iluminó en su mente. Los recuerdos de las vacaciones de agosto vinieron, las conversaciones con su hermana, las miradas, la complicidad que nacía entre ellos. “Si está celosa es porque… eso… no es posible” abrió la boca aspirando profundo y sin creérselo preguntó— Sergio, ¿ha pasado algo?
—Creo que ya han pasado demasiadas cosas, con estas estoy más que servido.
—Me refiero al fin de semana con tu madre.
Su hermana siempre fue competitiva y algo celosa, lo sabía bien. Sin embargo, por su hijo, no tenía sentido. Podía enfadarse por tener relaciones con él, era muy compresible, pero ¿ponerse celosa?
A kilómetros de distancia su sobrino se mantuvo en silencio mientras a la mujer una vocecita en su cabeza le decía “no puede ser” y otra respondía “¿y contigo qué?”. Su corazón se aceleró como un motor al máximo y el pensamiento de por qué no la había llamado despotricando cobraba fuerza.
—¿Sergio?
—Sé que tú no me juzgarás… es muy duro lo que te voy a decir. Pasó algo… algo íntimo.
Los ojos de la mujer se abrieron de par en par, el brillo de su magnífico azul ...