Follada a dos bandas
Fecha: 04/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola, mi nombre es Selena, tengo 34 años, estoy casada desde hace 3 y trabajo en una empresa como administradora y he escrito éste relato para contar algo que me ocurrió hace algunos dias y que me dejó un recuerdo inborrable.
Físicamente, diré que soy más bien alta, peso 55 kg, pelo rubio, tengo bastante pecho, el culo bien puesto y los muslos bien formados; todavía a mí edad dicen que parezco mas joven, debiendo admitir que en más de una ocasión he sido víctima de piropos de todo tipo, tanto por parte de jóvenes como por hombres de mediana edad, además, en alguna ocasión he visto como me han repasado descaradamente con la mirada de arriba a abajo, cosa que a mí me molestaba y avergonzaba cuando paseaba junto a mí marido, pero que a él, lejos de enfadarse, dice que se siente orgulloso de llevarme a su lado, ya que no todos los hombres tienen la suerte de ir acompañados de una guapa y atractiva mujer.
En el terreno sentimental me encuentro muy bien con mi pareja, nos queremos, nos respetamos y nos entendemos bastante bien en la cama, aunque, desde hace algún tiempo, mi marido me venía insistiendo con una extraña propuesta, decía que le excitaba la fantasía de imaginarme seducida y entregada a otro hombre que no fuese él, es decir, con algún amigo, con algún compañero, incluso con desconocidos, y me planteaba situaciones morbosas y extrañas, inimaginables para mí, a lo que yo siempre me he negado rotundamente a seguirle el juego, ya que además de que no se imaginarme ...
... ninguna situación con nadie que no sea él, va en contra de los principios morales que tengo yo del matrimonio, aunque él me insistía, diciéndome que le explicase cosas, momentos, deseos intimos que me produjeran morbo el pensar en ello, que tuviera confianza en él y que no me avergonzase por esto, que con eso disfrutaría sin hacer mal a nadie y que no tratase de confundir las fantasías con el amor, pero tras varias veces de intentarlo, me sentía ridícula y no me producía la más mínima excitación.
Además de trabajar y de las labores del hogar, dos días por semana voy a una academia donde imparten clases de francés y a la que asisten entre otras personas dos chicos de poco más de 20 años llamados Carlos y Marcos; desde hace algún tiempo venía observando que cada vez que entraba en clase me miraban y luego hacían algún comentario entre ellos acerca de mí. Al principio la situación me resultaba algo incómoda y violenta al sentirme observada y procuraba pasar desapercivida, pero debo reconocer que pasadas unas semanas y no se si fue por las continuas miradas que me lanzaban aquellos jóvenes unidas a la insistencia de mí marido con aquellos temas sobre seducciones, situaciones morbosas, flirteos, etc, comenzó a picarme la curiosidad y con ánimo de recoger momentos y situaciones para luego comentar a mí marido, comenzó a despertarse dentro de mí la coquetería que toda mujer lleva dentro cambiando mí actitud ante aquellos chicos, respondiendo a sus miradas con una picarona sonrisa, ...