Prostituyendo a mi sumiso y cobrando por ello
Fecha: 01/06/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... por mi vibrador rosa. En cuanto entré el siguiente cliente de Pedro, pienso correrme varias veces mientras veo como se lo folla”.
Vi como te levantaste del suelo con expresión apagada y te dirigiste al baño a limpiarte, pero no habías vuelto, cuando escuché el timbre. Era Osvaldo, tu siguiente cliente. Si no recordaba mal, se trataba de un chaval colombiano que vivía en Logroño, y que había venido a pasar el fin de semana en Madrid. Me había dicho que le ponía mucho llegar, pagar y, sin mediar palabra, follarse un culito que lo estaba esperando.
Al llamar a la puerta de casa, fue Javier quién se acercó a la puerta. Recogió los 100€ que le daban a Osvaldo el derecho a follarle el culo a Pedro, y le acompañó a la habitación. Allí se encontró con mi zorra a cuatro patas, completamente entregado para lo que Osvaldo quisiera hacer con él. Sin tardar ni dos minutos, se quitó el pantalón, y simplemente bajando sus boxer, se puso el condón y enseguida entró en ti.
Obviamente estabas dilatado. Apenas hacía 15 minutos que Adrián te había follado el culo, así que Osvaldo no tuvo que esforzarse para entrar en ti, a pesar del buen tamaño de su polla. Tu cliente tuvo la delicadeza de preguntarte si estabas bien, a lo que contestaste con un:
“Muy bien gracias”
Te miré. Sabía que estabas humillado. Que tu excitación hacía tiempo que había desaparecido. Justo el tiempo que había pasado desde que terminaste de limpiar mi anterior orgasmo… y eso me excitó aún más. Abrí mis ...
... piernas y volví a masturbarme con “el bicho”. Ese vibrador maravilloso que me regalaste hace unos meses, mientras Osvaldo entraba y salía de ti con fuertes y profundas embestidas.
En un momento dado, me di cuenta de que Osvaldo llevaba más de 15 minutos sin dejar de bombear, y sentía tu mirada de hartazgo. Querías terminar, e incluso sentí como empujabas con tu culo contra su polla. Pero nuestro amigo Osvaldo seguía empujando fuerte, sin parecer que fuera a correrse nunca.
Olibert y Javier observaban la situación desde la puerta. Cambiaban la mirada de mí a tu culo constantemente. Sentía sus erecciones a flor de piel, pero no pensaba hacerles entrar en juego hasta que todo hubiera terminado. No podía arriesgarme a bajar la guardia y que pudiera pasar algo, así que, concentrándome en tu cara de dolor y en la cara de placer de Osvaldo al correrse, me corrí de una forma muy intensa.
Después de que se fuera Osvaldo y de que le acompañáramos a la puerta, pedimos sushi para comer. Apenas descansamos media hora en el sofá (tú te quedaste dormido en el suelo), cuando, pasadas las 4 de la tarde, sonó el timbre del portal otra vez. Así pasamos la tarde hasta que a las 9 de la noche se marchó tu último cliente.
Yo había perdido la cuenta de mis orgasmos, y también de las veces que te habían follado ese culo tragón del que tanto disfruto. Abrimos una botella de vino, y contamos el dinero. Efectivamente 1.300€ con los que te humillé un poco más, entre risas e insultos. Estabas ...