La capital del pecado: Falsa moneda (cap. 13)
Fecha: 06/06/2025,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
Empezaba así una etapa algo rara en mi vida, la relación con Gonzalo iba bien porque ambos nos complementábamos a la vez que nos beneficiábamos el uno del otro. Al día siguiente quedó todo bien claro en una conversación que tuvimos mientras desayunábamos los dos. En resumen no era nada nuevo de lo que ya había pasado, él mandaría a algunos de sus amigos o gente segura, yo recibiría algún por ciento de lo que pagarían, algunos en pesos o en dólares. Yo ya había tenido aquella experiencia con Ramiro y aquella casa de fiesta por lo que no me sentí mal ni nada. Era lo normal. El negrón que había venido a cuidar, pues era uno más del asunto e iba a venir para cuidar que los clientes no se pasaran y que todo estuviera en orden. Se llamaba Nacho, es decir Ignacio, supe que no vendría todos los días y que además no todos los días habría singadas aunque esa mañana sí.
Nacho llegó al rato de irse Gonzalo, me saludó con un beso.
- Veo que ahora estás mejor… ¿todo bien ya?
Me alegró su preocupación, le di las gracias por el apoyo que me había dado el día anterior.
- ¡Bueno, nene, de nada… además me diste una mamada muy rica!
- ¡Tú pídela cuando quieras!
- ¡No me tientes! ¡Qué mira…!
Se acercó y me besó. El teléfono sonó en ese momento. Era Gonzalo, habló con Nacho un rato, después conmigo.
- Mi amor, dentro de un rato va a ir un tipo, un canadiense algo mayor…
- ¿Y…?
- Mira, él no quiere singar…, sólo quiere ver.
- ¿Vaya y con qué tengo que hacer?
- ...
... Ya hablé con Nacho, así que aprovecha que el negrón tiene buen trozo.
Cuando colgó miré a Nacho que me sonreía, abrió los brazos para abrazarme.
- Nene, pues ya ves…, te voy a dar pinga así que vas a tener que aguantar.
- Ya sabes que me gustó… - le dije mientras le acariciaba la pinga por encima del pantalón.
A la hora llegó el canadiense, un tipo alto y no viejo como pensaba yo, tendría uso cincuenta años. Lo pasamos al dormitorio para que se sentara en algunas de las sillas o el sofá. Nacho y yo nos desnudamos, el canadiense murmuró algo cuando vio el trozo de pinga del negro, se le querían salir los ojos. Nosotros empezamos sin hacer mucho caso al mirón, nos dedicamos a satisfacer nuestros deseos, comiéndonos a besos, propinándonos caricias. Nacho abrió mis piernas y empezó a comerse mi culo, lo besaba, lo lamía, lo mordía, lo olía y murmuraba que le gustaba, me daba golpecitos con la cabeza de su pinga en el culo, lo rozaba, amenazando con meter su cabezota.
Yo gemía, me revolcaba de placer y lo besaba, le comía los dedos, hasta que me puso delante su pinga para que se la mamara. Me gustaba desde la primera vez, gorda y negra. Empecé a chuparla con avidez, Nacho a gemir y decir que así le gustaba.
- ¡Mami, es tuya! ¡Cométela toda!
Al rato cogió mi cabeza con sus manos y empezó a singarme por la boca, lo hacía sin piedad, yo hacía arqueadas y la baba se me corría por el mentón. Sabía que se iba a venir porque con esa intensidad era lo que se esperaba, ...