La capital del pecado: Falsa moneda (cap. 13)
Fecha: 06/06/2025,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... así fue se vino. Sentí el chorro caliente de su semen en mi boca, su sabor medio amargo, de consistencia espesa. Su pinga no había cedido en erección, seguía tan dura como al principio. Respiré profundo cuando vi mi boca libre de su pinga, él con mucho vicio tomando su pinga a modo de cuchara, empezó a recoger el semen que me rodeaba la boca para dármelo y que me lo tragara.
- ¡Nene, ponte en cuatro que vas a recibir ahora lo tuyo! - me besó y cogió lubricante de la mesita de noche.
Yo lo obedecí, me puse de rodillas con mi culo al aire esperando recibir su pingón. Nacho mientras se untaba la crema en la pinga empezó a lamer mi culo de nuevo.
- ¡Qué culito más rico! Me da lástima singártelo y deflecártelo todo…
- ¡Métemela, papo…, dame pinga!
- ¿De verdad que quieres pinga?
- ¡Sí, macho, dame por culo!
- ¡Eso me gusta, pide, pídeme pinga, nene!
- ¡Dame pinga, cojones!
- ¿Cómo, mami, qué es lo qué quieres?
- ¡Pinga, pinga…que me llenes el culo de pinga!
- Vas a tener que aguantar que ya me vine… - dijo metiendo sus dedos en mi culo.
- ¡Ah…, así, papo…así!
- ¿Te gusta?
- Sí, sí…
- ¿Sabes que te voy a destrozar el culo?
- ¡Haz lo que quieras pero métemela ya!
De verdad que con aquella conversación estaba yo bien caliente porque el muy cabrón metió la cabeza y no se detuvo hasta que pegó sus huevos a mis nalgas. Yo mordí la almohada, se me aguaron los ojos al sentir aquel dolor que me partía por dentro pero que poco a poco fue ...
... transformándose en placer. Empezó a singarme despacio, aumentando sus embestidas a ratos y yo gozando. Ya nos habíamos olvidado del canadiense que seguía allí mirando. De pronto Nacho sacó su pinga provocándome un grito y me metió su lengua en mi culo ya dilatado, después volvió a singarme. Al rato me hizo girarme sobre mí mismo sin sacarme su pinga del culo, cogió mis piernas y las puso sobre sus hombros. Me miraba y miraba como su pinga entraba y salía en mi culo. Volvió a sacarla y a mamarme mi maltratado ojete, lo besaba, metía su lengua y la movía provocando mucho placer, y de nuevo a singarme.
- Nene, si quieres que me venga, pues mámamela…
No lo pensé dos veces y me puse a chupar su pinga. Me dio la impresión que las mandíbulas se me iban a caer hasta que se vino, llenándome de nuevo de leche mi garganta, esta vez no dejé escapar ni una gota.
- Nenecito, si quieres te la meto para que te vengas tú ahora…
- ¿Sí, macho, métemela para pajearme…
Quedé yo con mis piernas arriba y me penetró despacio para que me hiciera la paja. Apretaba yo mi culo para sentir aquel tronco dentro, al rato me vine entre gemidos. Nos besamos con pasión. En ese momento nos dimos cuenta del canadiense que estaba allí en la silla con los ojos grandes y blandiendo en su mano su pinga.
- ¿A ver qué quiere este? - me dijo Nacho - ¿qué quieres hacer?
- Yo querer singar y mamar… - murmuró con voz temblorosa.
Me puse boca abajo para dejar que me singara, por suerte tenía buena ...