Un reencuentro con amigos termina en sexo y bondage (1 y 2)
Fecha: 10/06/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Necko23, Fuente: CuentoRelatos
... ante cualquier opinión o pedido adverso fue mas fuerte y acepte la invitación.
El pantalonito era de nylon negro y quedaba cubierto por el largo de la remera dado que Carlos me llevaba al menos una cabeza. En ese momento me percate que mis anfitriones eran mucho más grandes y fuertes físicamente que yo, por tanto debía atenerme a mi plan de no confrontar. Volví a sentarme en el sillón- ¿alguna vez te esposaron? - me preguntó de la nada Juan sin apartar la mirada de la pantalla.
Me veía venir una situación difícil y lo mejor era no ir al choque: pensé que si me adelantaba a los hechos de alguna forma podría mantener el control sobre los acontecimientos.
¿Sabes que no? ¿Juan practica con vos?- pregunte con una risa impostada.
Si, si, menos el gas pimienta, entrenó con Carlos- se adelantó Juan.
¿Tienes las esposas por acá? Sin levantarse de la silla y con joystick en mano Juan se estiró hasta un cajón de la mesada y arrojó un par de marrocas cromadas sobre el sofá. Sin perder tiempo y antes que alguno de ellos lo hiciera por la fuerza, las ajusté a mis muñecas y levanté los brazos haciendo sonar el metal frío.
Seguimos unos minutos en silencio, estaba incómodo, sentí la obligación de decir algo.
Al final vine a pasar un buen rato y terminó secuestrado- suspiré.
Juan largo una sonrisa malévola. -no sabes lo que te espera con Charly que es sonámbulo y toquetón.
Ay, no - sonreí nervioso levantando un hombro.-Solo me queda rezar y gritar- acoté entre ...
... nervioso y asombrosamente excitado.
¿Decís que si pido auxilio los vecinos me ayudan? -no podía contenerme, había algo incierto que deseaba peligrosamente.
Creo que voy a tomar cartas en el asunto- Carlos se levantó y busco en un cajón de la mesada. Volvió sobre mí y se sentó en la mesa ratona justo enfrente. Tenía un rollo de cinta gris en la mano
Parece que hable de más, por favor no me amordaces -suplique haciendo pucherito. No me reconocía, la excitación por la indefensión le ganaba al temor.
Carlos corto un trozo de cinta y lo aplicó con firmeza sobre mis labios rojos, sentí el pegamento adherirse con fuerza a mi piel, gemí en protesta, lo cual incomodo a mi captor y se retiró a su dormitorio. Me sentí frustrado, inconcluso.
Me quede recostado sobre el sillón, aunque fácilmente podría remover la mordaza con mis manos, no lo hice; en cambio, estire, flexione las piernas y sacudí los brazos en protesta, pero Juan pasó directo a su habitación sin registrarme. Me quedé solo, en la penumbra, el reflejo de la ventana devolvió la imagen de lo que podía ser una joven mujer luchando con sus ataduras y mordazas. No pude contener las ganas de masturbarme pero el ruido de una puerta entreabierta me detuvo.
Carlos pasó al baño y cruzamos miradas, fue una extraña conexión. Sin pensarlo, me acosté boca abajo y cuando mi huésped volvía, me descubrí la cola y llamando su atención con un fuerte gemido. Él se detuvo y observó indeciso; por fin, se acostó a mi lado haciendo ...