El primer pecado es siempre el mejor
Fecha: 11/06/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AnaSur, Fuente: CuentoRelatos
... crees que has estado en el baño, pero al autobús le quedan 2 minutos para salir, y yo puedo llevarte a donde quieras en mi coche…”
Giré mi cabeza, vi aquellos ojos profundos, intensos, que me deshacían.
- “¿Bailamos?”
Aún no recuerdo si sus manos empujaron mis muslos hacia él o si fui yo quien pegó mi culo a su entrepierna, pero cuando miré al espejo, sus ojos expresaban verdadera felicidad al sentir mis nalgas en su cuerpo. No hubo preludios, me pegué a él como si lo deseara desde la primera vez que lo vi. Frotaba mi culo de arriba abajo, sintiendo ya una gran dureza a lo que el respondió subiendo por completo mi falda dejándola enrollada en mi cintura. Su boca se apoderó de mi cuello, lamiéndolo con una maestría que nunca antes había experimentado. Suspiré al sentirla de un lado a otro pasando por mi nuca. Sus dedos comenzaron a sobar mi tanga dejándolo en un minúsculo hilo de tela que se clavaba en mi coño aportándome un placer brutal. Mis manos agarraron su cuello arqueando mi espalda a lo que el respondió subiendo una mano por dentro del top, sobando mis tetas con fuerza y deseo.
- “Estás muy buena jovencita”
- “¿Así bailas con todas…?”
- “Solo a las que me voy a follar…”
- “No puedo… Tengo que irme…”
Su mano derecha apretó más la tela entre mis labios, quedando completamente estirado provocándome una sensación entre el placer y el dolor antes desconocida, que hizo que buscara con más ansias el bulto de su entrepierna con mi culo, lo movía ...
... desesperada, meneándoselo de lado a lado.
- “Joder…”
- “Ya es tarde jovencita”
Mi mano agarraba su nuca para guiarlo por mi cuello mientras el besaba y mordisqueaba los lóbulos de mis orejas. Sus manos estaban completamente apoderándose de mi cuerpo. La derecha bajaba a duras penas lo que quedaba de mi tanga, reliado en un tubo de tela notaba como lo deslizaba por mis muslos al tiempo que mis piernas se abrían para él. Mi cabeza ya descansaba en su hombro rendida al morbo y al placer del momento cuando sus dedos índice y corazón, arqueados en perfecta sintonía se abrieron paso por los labios mayores de mi vagina, pero sin llegar a meterlos para terminar rozando mi abultado clítoris, a lo que yo respondí con un … “Si…”
- “¿Quieres más, jovencita? Estás empapada…”
- “Si, por favor…”
Sus dedos se movían despacio, pero sin pausa, como si recogieran todos los jugos que emanaba mi coño a la vez que terminaban apretando mi clítoris entre ellos, haciéndome sentir cada vez más ganas de sentirlos dentro de ahí que mis caderas buscaran sus dedos. Él se dio cuenta y apretaba la palma de la mano contra mí, haciendo que sus dedos rozaran por completo la piel de mi coño, pero sin meterlos. Jugaba conmigo, jugaba con mi placer, y yo quería más. Mis caderas se meneaban buscándolos.
- “Quieres que te los meta?”
Asentí en su hombro con los ojos cerrados abandonada al placer.
- “Fóllatelos tu solita, vamos, eres capaz de eso y de más, te he visto, se nota que eres una ...