1. Un inconveniente afortunado


    Fecha: 13/06/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos

    No había visto a Laura en dos años, hasta aquel encuentro casual en el subte. La empresa donde trabajamos juntos, una pequeña firma de veinte empleados tenía un ambiente laboral tóxico, a veces hasta violento. Moldeado a la personalidad de su dueño, Francisco. O mejor dicho Francesco. Un tano sanguíneo y gritón, disconformista y de carácter difícil. Se le ocurrió que quería un manager profesional para poner para ordenar su empresa la cual creía era un caos. El problema que pronto descubrí es que en realidad la fuente del caos era el mismo. Traté de hacer lo mío por un tiempo, pero pronto le di la mano con cortesía y frialdad y me fui a buscar nuevos horizontes. Nada relevante podía ser corregido.
    
    Desde el primer día Laura me calentaba a sobremanera. Rubia, ojos azules penetrantes, un carácter extrovertido y divertido, y un sentido del humor ácido, igual al mío. Su rostro anguloso pero de bellos rasgos. Su boca amplia y sus dientes blancos fueron hechos para reír. Pero por sobre todo Laura tenía un tremendo par de tetas. Increíbles. Y sabía vestirlas bien, en parte también para distraer la atención de su cola quizás algo grande, y su contextura más bien robusta. Tampoco era muy alta. Debía medir alrededor de 1.55. Nos llevábamos bien y ella claramente se daba cuenta de lo que me producía. Nuestro sentido de la ironía y gusto por los comentarios de doble sentido nos mantuvieron siempre en tensión sexual.
    
    De cualquier manera, más allá de los frecuentes flirteos, lo ...
    ... cierto es que mi cabeza (la de arriba) siempre primó. A los 48, casado y con hijos, estuve siempre entreverado con el sexo recreativo, pero le daba este carácter con rigor: sin lazos sentimentales posibles y a eso ayuda una sana distancia. Muy difícil con una compañera de trabajo. Y menos en un ambiente laboral, que como dije no era el mejor. Había empleados que ni siquiera se dirigían la palabra entre ellos y escándalos de amoríos e infidelidades cinematográficos, entre otras cosas. Y yo debía ganarme y ejercer autoridad en ese quilombo. Con experiencia en esos menesteres, sabía que avanzar a Laura era una receta para el desastre. Mas aún con una chica de 32, soltera y sin pareja estable, de las que extienden quizás un poco más de la cuenta los años de boliche y sexo casual, pero que en un plano íntimo sienten añoran una relación duradera.
    
    Pero ese día en el subte, en el mismo trayecto que habitualmente compartíamos a salida de la oficina, liberado de aquella otra carga, pensé que quizás debía aprovechar la suerte y tratar de avanzar en una aventura.
    
    - Jorge, ¡tanto tiempo!
    
    - Hola Lau, ¿cómo estás? ¿Qué es de tú vida? ¿Seguís con ese desgraciado?
    
    - Si, no me hables. Cada vez peor, pero el sueldo lo sigue pagando y no tengo otra.
    
    Cierto, la eterna crisis económica de mi país no trata a todos por igual. A ella peor que a mí. Conversamos de esto, de aquello y de la vida. Aunque la notaba un poco extraña. Quizás dispersa.
    
    - ¿Te sentís bien?
    
    - Si... No, bueno, me ...
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