Un inconveniente afortunado
Fecha: 13/06/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos
... ¡Me meo encima! ¿Qué hago? - me susurra casi entre lágrimas.
- Bueno a ver...... primero: colgá la cartera en la otra mano. Yo me quedo cerquita tuyo, y la otra mano, que tenés de lado de la puerta, no se ve. Desabrochate el botón del pantalón para aflojar un poco la vejiga porque en ese jean te queda de infarto pero parece que te lo calzaron a presión.
- Me van a ver.
- Te digo que no. - Ella estaba con su espalda sobre las divisiones que separan las puertas de los asientos y su derecha sobre la puerta, yo a su frente. Es interesante como en un lugar abarrotado de gente hay determinados espacios de intimidad. Bien lo saben los pungas.
- ¿Y cuándo se abra la puerta?
- En próxima estación se baja del otro lado, no de este.
- ¿Y la siguiente?
- Y la siguiente bajamos.
- ¿Bajamos? ¿Y a dónde voy? ¿Hay algún café... fff.... - inspiró profundo y contuvo la respiración, me apoyó la cabeza en el hombro, y percibí su cuerpo temblar con el esfuerzo. También pude ver que se colocaba la mano en la entrepierna. Exhaló al poder controlarse. - No puedo, Jorge, no aguanto más… te decía, ¿Sabés de un café cerca?
- Ningún café. A un departamento mío. ¿Viste lo que te venía contando? ¿Qué ahora estoy invirtiendo en departamentos viejos y reciclándolos para ganarme la vida? Bueno, uno que acabo de terminar y estoy sacando a la venta esta justo a la salida de esta estación de subte. Está vacío, ni papel higiénico hay, pero no creo que te importe. – Era mi carta. ...
... Quizás hasta le podía avanzar allí mismo.
- ¡Genio! .... El asunto es que llegue. Creo que si esto no arranca en cinco minutos me hago. No sé cómo voy a caminar así por la estación. ¡Y esta mierda sigue parada!
- Tranqui. Obvio que vas a poder.
Por el altoparlante anunciaron que había un desperfecto en la formación que nos precedía y que en breves minutos se liberaba la línea. Lo que esto significaba, ya que era algo demasiado común), es que bajaban todo el pasaje del tren de adelante, y lo hacían seguir solo con el motorman, para desviarlo al taller más adelante. Eso significaba que toda la gente que había descendido iba a pretender abordar nuestra formación. En la hora pico, significaba que íbamos a estar apretados como sardinas. Los “breves” minutos fueron veinte. Laura conversaba cada vez menos y su frente traspiraba un poco. Finalmente, con un traqueteo el tren se puso en marcha y avanzo a la siguiente parada. Allí el subte se llenó al máximo. Ya no era necesario sostenerme en algún barral. La presión del gentío me sostenía de pie. Laura realmente la estaba pasando mal. Mi pelvis quedó inevitablemente apoyada contra su mano, que mantenía cerca su entrepierna. Era imposible que no sintiera mi erección. Una descortesía, pero inevitable. Descansó su cabeza levemente sobre mi hombro, respirando profundo. “Please cuidado con mi pantalón”, estuve a punto de decir una de mis bromas ácidas pero ya hubiera sido cruel. En cambio, deslicé una mano hasta colocarla en su cintura ...