1. Una luz en mitad del camino


    Fecha: 17/06/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... ahora una flor marchita, o al menos era así como se sentía.
    
    A Benito los años no le habían pasado la misma factura, sólo lucía unas canas que estaban allí como testimonio de su edad, ya que por lo demás, seguía siendo el mismo tipo normalito, poca cosa y sin nada destacable, pelo rizado, un tanto desaliñado y una delgadez impropia de su edad.
    
    Por el contrario, Laura intentaba camuflar esos kilos sobrantes en un uniforme de uso reglamentario que no ayudaba demasiado. Quizás era más un complejo suyo, —pretendiendo verse como a los veinticinco— que un problema real de sobrepeso. Tenía cuarenta, había dado a luz a tres churumbeles y las hormonas también se habían cebado un poco con ella, por lo demás, no existían otras irregularidades que no fuesen más allá de la edad.
    
    El uniforme se ajustaba a su cuerpo delineando sus anchas formas. El cinturón presionaba su cintura intentando vencer la presión de sus carnes, y, en cierto modo, algo las disimulaba. El bra batallaba por mantener aprisionados unos pechos que al escote le resultaba difícil, y un pronunciado canal invitaba a los clientes a pasear la mirada por él, y la de Benito no fue menos.
    
    —Tengo que dejarte. Estoy trabajando, —dijo ella disculpándose para no tener que dar explicaciones de cómo la había tratado la vida.
    
    —¿Puedo invitarte a un café después del trabajo, si no estás muy ocupada?
    
    —Tengo que recoger a los niños del colegio, —justificó su apatía, si bien, una luz se iluminó en su cabeza y pensó que no ...
    ... pasaba nada si le añadía un poco de aliciente a su vida. Un trabajo que no le gustaba, un marido al que detestaba, tres niños, a cual de los ellos más inquieto y desobediente, limpiar, cocinar y al día siguiente vuelta a empezar, fueron elementos concluyentes para aceptar su invitación, por consiguiente, pensó en encasquetar a los niños a su madre y aceptar su propuesta en aras de salir de una rutina que la estaba consumiendo lentamente.
    
    —Otra vez será, —se resignó Benito sin saber las elucubraciones de Laura en ese momento, ratificando una vez más su indiferencia hacia él en el pasado.
    
    Un cliente reclamó su pedido desde su mesa y Laura cogió la bandeja con los dos cafés solos y el cortado.
    
    —Salgo a las cinco, —le informó, y a continuación se dirigió a entregar el pedido a los impacientes clientes.
    
    Benito la contempló con cara de satisfacción mientras se alejaba (bandeja en mano) y su cuerpo le mandó una señal reconociendo que todavía seguía despertando en él sentimientos que habían estado adormecidos. La sangre fluyó a su entrepierna mientras la contemplaba inclinándose al depositar las bebidas en la mesa. Reparó en las bragas que se insinuaban a través del uniforme, gracias a las costuras, y se recolocó su entrepierna en una acción involuntaria, después salió de la cafetería, permaneció unos instantes en la acera sin tener un rumbo determinado e hizo balance de su vida.
    
    No se había casado. Hubo una tentativa después de dos años de noviazgo, pero en el último ...
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