Me follé a mi prima Bertha, en la comunión de su hijo
Fecha: 18/06/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos
... Nos dejamos llevar por la pasión acumulada de tanto tiempo, de tantas largas noches mirándonos de esquina a esquina, de tantas ganas de querer despertar uno al lado del otro. Me apoye en el sofá, iluminado por las sombras de la noche, toque por encima que no hubiera nada que pudiera hacernos daño, nada que pudiera interrumpir aquel momento.
Me sentó sobre aquel sofá, me bajó los pantalones, hasta las rodillas, dejo salir mi pene. Ella había tomado la iniciativa de ir más allá de lo acostumbrado, pasar aquel límite que siempre le poníamos a estos encuentros. Al asomar su boca a mi pene, ella al saborear mi glande, al testear mis huevos, sabíamos que no daríamos un paso atrás, seguiríamos con esto y no dejaríamos que nada lo interrumpa. Estábamos aquí por lo mismo, los deseos de poder consumar nuestras ganas de follar, nuestras ganas de hacer lo que tanto habíamos dejado pasar.
Me succiono la verga de una manera calmada, fue una succionada, un tanto especial, había prisa en salir quizás de aquel lugar, pero por ahora no. Me lamia la verga con mucho cariño, mucha paciencia, no había prisa por hacer que me corriese. El momento aquel se había pausado, era como si nada importase, como si todo lo demás, debía esperar a que terminemos de hacer, lo que habíamos empezado. Todo podría esperar, ya nosotros habíamos esperado mucho, ahora nos tocaba disfrutar de nuestro momento. Lo que debía de pasar, pasaría en aquel momento, pero ya habría tiempo para eso, ahora solo importaban ...
... nuestras ganas de estar juntos.
Se levantó el vestido apretado, aquel vestido rosado que tanto había deseado toda la tarde, ese vestido rosado fue de lo más práctico, todo para arriba y ya estaba en bragas. Lo que disfrute, ver sus nalgas descubiertas, morder cada una de ellas, besar cada cachete. Pasar mi lengua por el medio de su culo, rosar la tela de su tanga, sentir erizar su piel, agacharla y que deje ante mis ojos, su almeja tapada con la poca tela de su braga. Saborear sus labios, sentir sus pinchos en mi boca, restregar mi lengua en aquellos labios jugosos, carnosos, palpitantes del deseo de querer ser poseídos. Seguir siendo succionados por mi hambrienta boca.
Sus manos apoyadas contra el respaldar del sofá, mis dedos corriendo hacia un lado, aquella diminuta tela de su dilatado coño. Mi verga hacia camino para penetrar ese interior húmedo y necesitado de mi gruesa presencia. Hacer contacto dentro de ella, sentir sus primeros gemidos de placer, sus gemidos de pasión ahogada. Contener aquellas caderas para que no se doblen de tanta excitación, el vaivén de mis caderas, empujando hacia dentro. Casi como si quisiera tocar fondo, con mi verga erecta y seguro lubricando cada pared de su húmedo interior. Nuestras ganas iban en aumento, seguíamos disfrutando en aquel sofá tembloroso.
Pensamos en sentarnos, yo debajo y ella quería colocarse sobre mí, guio su vagina chorreante hasta la punta de verga, para penetrarse el coño ella misma. Para acomodarse a mi tamaño, a ...