1. Mariluz


    Fecha: 21/06/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo quien, con el paso del tiempo, sentí la necesidad de expresarle mi admiración y reconocimiento por su dedicación al trabajo. Pero en algún momento le escribí una carta donde le manifestaba abiertamente los sentimientos que ella me despertaba y mi gusto por permanecer junto a ella el mayor tiempo posible. Y esa declaración, en definitiva, cambió totalmente el sentido de la relación. A partir de ese momento su actitud hacia mi fue diferente. El compartir lo laboral y lo personal llevó a compenetrarnos muy íntimamente y creo que, la verdad, la amistad fue más allá y de alguna manera nos enamoramos.
    
    Y, en esa nueva tónica, continuó nuestra relación. Nuestra comunicación se volvió más espontánea, abandonando la rigidez de las formas entre jefe y subalterna. Ella empezó a ejercer su feminidad abiertamente y ejercer su rol como mujer de manera evidente; se preocupaba por recordar mi agenda, por excusarme de antemano cuando era necesario, por atenderme con un café en los descansos, tal vez buscando la oportunidad de estar juntos con mayor frecuencia. En esos instantes nos olvidábamos del trabajo y conversábamos.
    
    Yo puse mi atención en ella y mi interés estuvo orientado a procurar que ella progresara en lo personal, en lo social, en lo profesional y hasta en lo espiritual. Como resultado, ella promovía frecuentes espacios de conversación, que nos llevaron a pasar largas horas de conversación, principalmente dirigidas a que ella manejara de mejor manera su vida. Y, claro, ...
    ... esa intimidad llevó a que se despertara la curiosidad por explorar de todo. Había confianza, sí, pero se sabía que había limitaciones que impedían que los alcances de la relación se desbordaran para satisfacer las necesidades de uno y otro.
    
    Ella despertaba en mí el deseo de aproximarme, acariciarla, besarla y poseerla, pero la relación laboral parecía interponer distancia para no incurrir en conductas inapropiadas y, menos aún, exponernos a ser vistos y ser materia de rumores y chismes, aunque, para aquel momento, yo creería que ya muchos sospechaban que algo había entre los dos así no hubiese existido ningún tipo de contacto. Ese proceso, tal vez lento, propició que el deseo de compartirnos físicamente fuera más intenso y que la oportunidad se diera en cualquier momento.
    
    Parte de su trabajo incluía el manejo del inventario de un almacén de componentes aeronáuticos, de modo que todas las mañanas se encerraba allí para actualizar las existencias de acuerdo a las entradas y salidas que se habían producido el día anterior. Yo pasaba a saludarla y preguntarle si requería algún tipo de apoyo y siempre surgía allí alguna pregunta o algún comentario que hacía necesario que nos reuniéramos a comentar sobre el particular, lo cual hacíamos en las horas de la tarde, ya muy próximos a la hora de salida.
    
    Y fue allí, en ese almacén, donde, en alguna ocasión, ella se atrevió a aproximarse a mí y darme un beso en la boca. Y fue un beso raro, porque ella apretó sus labios contra los ...
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