1. Mariluz


    Fecha: 21/06/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... míos, pero su boca permaneció cerrada y nunca nuestras lenguas se tocaron. Yo no forcé nada y permití que ella me abordara a su manera. Me dio la impresión de que nunca antes había besado a alguien como yo lo conocía. Y quedé con la duda. ¿Sería que su aproximación fue muy tímida y no quiso que yo pensara mal de ella? O, de verdad, ¿Sería que ella no había experimentado un beso de verdad? Me causó curiosidad aquello porque siendo una mujer casada, y con dos hijas, pensé que ella sabía cómo comportarse con un macho.
    
    Después de aquello los saludos en aquel almacén, a solas y distantes de cualquier mirada curiosa, se volvieron frecuentes. El beso, ese beso, se volvió un hábito, y jamás me atreví a mostrar sorpresa. Por el contrario, le hacía ver mi profundo agrado y satisfacción por aquella caricia, y nunca mostré desagrado o rechazo. Y traté de ser considerado y respetuoso en nuestros encuentros, evitando mostrar las ganas de aprovechar la situación e ir más allá en nuestras caricias. Realmente lo quería hacer, pero, por alguna razón, me abstenía.
    
    Pero, en algún momento, le pedí que me dejara instruirla. Ella aceptó. Y, en consecuencia, le indiqué que se dejara llevar paso a paso y que, para no entrar en pánico, cerráramos los ojos y simplemente nos dejáramos llevar por el momento. Y así lo hicimos. Nos abrazamos, pusimos nuestros rostros en contacto y aproximando mi boca a la suya, le pedía que abriera un poquito sus labios. Ella así lo hizo y yo, con mucha delicadeza, ...
    ... roce sus labios con mi lengua, muy despacio, mientras con mis brazos apretaba su cuerpo contra el mío, y procedí a explorar su boca para encontrarme con la suya. Eso pasó muy rápido y ahora sí aquello fue un beso diferente.
    
    A ambos nos corrió electricidad, porque nuestros cuerpos quisieron fundirse en uno solo allí mismo. Ella besó como quizás nunca antes lo había hecho y su gesto me enterneció y me excitó. Ella se dio cuenta. Así que aquel beso se extendió por muchos minutos. Mis manos acariciaron su cuerpo, sus muslos, sus caderas, sus nalgas y sus deseados senos. Cada contacto aumentaba la intensidad de su beso y daba la impresión de nunca querer acabar aquello. Ella, por el contrario, aparte de besarme, solo se limitaba a dejarse llevar por el momento y sus circunstancias. Fui yo quien interrumpió el momento. Ella no abrió los ojos en ningún momento, así que, al darme cuenta, suavemente separé mi boca de la suya y suavemente le dije: Mariluz, ya puedes abrir los ojos.
    
    Ella así lo hizo y su rostro expresaba una inmensa alegría y emoción. ¿Te gustó? Le pregunté. Y, sin decir palabras, asintió afirmativamente con su cabeza. Unas lágrimas corrieron por sus mejillas, así que la abracé y me quedé allí, junto a ella, sin hacer nada más diferente a hacerle compañía y compartir con ella sus emociones y más internos sentimientos. Al rato, debido a que notamos proximidad de personas a aquel almacén, aquel instante eterno terminó. Más tarde hablamos, dije, y me despedí.
    
    Ese ...
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