Los deseos de mi alma (segunda parte)
Fecha: 26/06/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... embestir con violencia mientras decía.
“Zorra barata… eres una zorra barata y te voy a tratar como mereces. Voy a follarte hasta que no puedas andar en una semana”.
Yo recibía cada una de sus violentas embestidas mientras sentía que iba a empotrarme contra la pared contraria. El culo me ardía mientras sentía que iba a caerme al suelo fruto de la violencia con la que me estaba tratando Fer. Entonces, cuando me concentraba en relajarme y en dejarme hacer por tu amigo, te escuché decirle a Miguel.
“Ven aquí, Miguel. Siéntate en el sofá y ponte el condón. Me muero de ganas de follarte”.
Intercambiasteis unas risas, sentí perfectamente sus caricias, sus mordiscos y tus ojos de vicio, aún sin poder verte. Sentí tu placer y tus ganas de follártelo. Sentí tus ganas de humillarme con tus gemidos… con tus orgasmos. Estaba seguro de que sus manos recorrían tu cuerpo, y te imaginaba perfectamente con la boca abierta, excitada… mojada a pesar de que acababa de limpiarte con su lengua. Sentía sus besos e imaginaba perfectamente cómo te estaría comiendo las tetas, mordiéndote los pezones, el cuello… cada vez más excitado, cada vez más duro, y con el condón preparado para entrar en ti. Quise escuchar el momento en el que cabalgabas su polla. El momento en el que la sentías dentro de ti por primera vez, porque siempre me lo haces saber. Cuando estamos juntos y te follas a otro, dejas que su polla desaparezca poco a poco dentro de ti mientras me miras a los ojos fijamente, e ...
... imaginaba que me harías saber que habías sentido sus huevos, lo que significaba que estaba dentro de ti hasta el último centímetro.
Pero no pude concentrarme como me hubiera gustado, porque Fer comenzó a azotarme cada vez más fuerte. Me agarraba la boca con sus dos manos y me usaba de palanca para seguir follándome más fuerte, mientras yo gemía y balbuceaba que me estaba haciendo daño. Pero lejos de seguir, apretó sus manos en mi boca y me atrajo hacia él, para decirme:
“Ahora va a ser tu culo el que se folle esta polla. Y lo quiero fuerte y rápido, así que venga… ponte a hacer un poco de deporte y más vale que te concentres en darme placer, porque te noto algo distraído”.
Tenía razón. Estaba más pendiente de tu placer que de complacer a tu amigo Fer, así que me concentré en follarme su polla, empujando mi culo contra él con movimientos rítmicos y profundos. Estaba destrozándome las rodillas, pero sabía que estarías orgullosa de mí, aunque quizás en ese preciso instante estuvieras algo distraída cabalgando a Miguel. Mis oídos se llenaron de gemidos y de gritos. Escuchaba por duplicado los gemidos de Fer cada vez que su polla llenaba mi culito tragón. Escuchaba a Miguel decirte:
“Joder, menuda folladora que eres, nena… voy a tener que quedar más veces contigo. Sigue… no pares y sigue corriéndote todas las veces que quieras… a mi me queda un buen rato”.
Pero sobre todo, te escuchaba a ti. Escuchaba tus gemidos, tu respiración, tus ruidos… tus “sí, sí, sí, sí” que ...