Los deseos de mi alma (segunda parte)
Fecha: 26/06/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... anticipaban cada uno de tus orgasmos, y entonces me di cuenta de que te habías corrido ya un par de veces desde que empezaste a follar con Miguel. Me encanta lo mucho que te excitas, y esa capacidad para correrte seguido 6,8… 10 veces. Realmente todas las que quisieras, y es que cuanto más cachonda estabas, más querías. Estaba pensando en las ganas que tenía de follar contigo cuando Fer me hizo volver a la realidad.
Sin esperarlo, salió de mi culo y me agarró de la peluca, atrayéndome hacia él, para decirme:
“Dime, puta de Laila. ¿vas a abrir la boquita para que me corra en tu garganta o prefieres comerte el condón con el riesgo de tragarte tus propios tropezones?”
Le miré a los ojos y por respuesta, le quité el condón y comencé a comerle la polla con devoción. Con ganas. Como me habías enseñado. Era enorme y me estaba costando muchísimo conseguir metérmela entera sin provocarme arcadas, pero estaba dispuesto a hacerle recordar ese día a cualquier precio.
Con una mano cogía su polla mientras le masturbaba y mi boca hacía el resto del trabajo, y con la otra, masajeaba sus huevos, lamiéndolos de vez en cuando. Entonces, cuando sentí que estaba a punto de correrse, mirándole a los ojos aumenté el ritmo y la profundidad de mi mamada y en mi boca, explotó su corrida. No dejé de comerle la polla ni un segundo, a pesar de que sentía su leche caliente inundarme, y salir por el poco espacio que su gruesa polla dejaba en mis labios, permitiéndome seguir pajeándole con su ...
... propia leche haciendo de lubricante. Sentía sus manos empujar mi cabeza contra su polla, y unos movimientos de cadera cada vez más profundos, me dejaron ver que le había sacado hasta la última gota.
Entonces, sin dejar de mirarle, me tragué la leche que había en mis labios, en mi barbilla y en mi mano, y sin esperar un segundo comencé a lamer su polla, que iba adquiriendo un tamaño más normal… tragándome la leche que había quedado esparcida. Siempre me decías que no se podía desperdiciar nada, y así lo hice. Entonces, le di las gracias y apoyé mi cabeza en sus pies mientras recuperaba la respiración.
Fue en ese momento cuando sentí otro de tus orgasmos. Había perdido la cuenta de cuántos llevabas, pero desde luego eran unos cuantos. Estaba pensando que al menos la promesa del machote era cierta, pero como si estuviéramos conectados, te encargaste de confirmarlo:
“Joder Pedro. Quiero a este tío en mi vida siempre que quiera follar con otro hombre. Qué manera de aguantar. Qué polla tan deliciosa, cariño. Tienes que probarlaaa”
Y otro orgasmo inundó mis auriculares mientras mantenía la cabeza apoyada en los pies de Fer, que recuperaba el resuello y también parecía disfrutar del espectáculo sonoro de tus orgasmos, de vuestros gemidos. Entonces, sentí una lágrima deslizarse por mi mejilla.
La lágrima de la felicidad. De nuestra felicidad. De nuestra forma de amarnos, y de disfrutar de la entrega de una forma bidireccional y absoluta. Sin esperarlo, escuchaste:
“Soy ...