1. Los deseos de mi ama


    Fecha: 02/07/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    Ocurrió un viernes de primavera. Puede que de mayo. Quizás fuera Junio, pero recuerdo bien que tú todavía estabas en Galicia y yo seguía en Madrid. Por la mañana, después de saludarnos por Skype, me preguntaste qué tal tenía el día, aunque conocías mi agenda perfectamente, pues tienes control total de todas mis cuentas y movimientos), insinuaste:
    
    “Qué aburrida se presenta hoy tu mañana, no cariño?”.
    
    Yo te contesté que siempre que estuviera hablando contigo la mañana sería cualquier cosa menos aburrida, y entonces me sorprendiste con un mensaje muy concreto:
    
    “Te quiero en 45 minutos en la casa de Boadilla. Sin preguntas, zorra. A las 8:56 en punto quiero que me llames por Skype desde la cocina de casa. Recuerda que estaré pendiente de tus movimientos con las cámaras que tengo instaladas. Vas justa de tiempo, guapita… corre”.
    
    Y colgaste. Vi que cerraste la sesión, porque de pronto el punto verde que declara que estás online se volvió gris, así que supe que de forma voluntaria (y para perderme aún más) habías decidido desconectarte. No tenía tiempo que perder, eran las siete menos cuarto de la mañana y no quería arriesgarme a verme envuelto en un atasco que me hiciera llegar tarde, así que le mandé un whatsapp a mi jefe y a mi equipo diciendo que me encontraba mal y que estaría desconectado y bajé a la calle a por mi coche para dirigirme a tu casa de Boadilla.
    
    Durante el trayecto no paraba de comprobar si me había saltado alguna notificación tuya al Skype. ...
    ... También estuve pendiente del teléfono por si me llamabas. Adoras ponerme más puta todavía cuando voy hacia Boadilla, pero sin embargo, aquellos 40 minutos de coche fueron extrañamente solitarios.
    
    Llegué a tu casa, aparqué y antes de entrar, miré el reloj. Eran las 8.47, así que había llegado con tiempo suficiente. Abrí la puerta, desconecté la alarma y desde la cocina abrí Skype, pero seguías offline.
    
    Estaba nervioso y me di un paseo rápido por la casa. Era consciente de que me estabas observando desde la aplicación con la que controlas las más de 10 cámaras que tienes distribuidas por todas las habitaciones, así que me acerqué un poco a una de ellas y te lancé un beso. Pero no hubo contestación en Whatsapp, ni en Skype… ni de ningún modo, así que entendí que tenías clara tu hoja de ruta y que -como siempre haces- no pensabas saltártelo por nada.
    
    A la hora indicada cogí el teléfono, abrí Skype y te hice una videollamada y te vi sentada en el salón de tu casa, con las piernas en el sofá y esos ojos verdes que me vuelven loco mirando fijamente a la cámara. Tenías la boca abierta y no me dijiste nada. Tan solo escuchaba tu respiración entrecortada, mientras la cámara se movía rítmicamente. No entendía nada, pero enseguida empezaste a jugar conmigo, porque te escuché decir:
    
    “Más rápido. No pares ahora… aghhh”
    
    Inmediatamente sentí ese calor que te sube como si estuvieras enfermo desde lo más profundo de tu estómago hacia tu cabeza. Eran celos. Era humillación. Me has ...
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