Marion en África
Fecha: 03/07/2025,
Categorías:
Anal
Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos
... habitación donde había una cama grande, Rolf se quitó la ropa y dijo:
"Necesitas lavarte. No hay agua corriente aquí, así que usa la jarra que está en la esquina. Cálmate".
Sin atreverme a decir nada, me acerqué a la jarra y comencé, recogiendo agua con la mano, a lavarme frente a sus ojos. Ésta también era una prueba segura, pero ya no tenía sentido objetar más. Si hace media hora Rolf tuvo la oportunidad de ver a un hombre poseerme y eyacular en mi culo, ahora pretender que no me vea lavarme sería simplemente una estupidez. Tenía tanto semen acumulado en mí que me llevó mucho tiempo lavarme. Del ano, estirado y dolorido, seguía saliendo esperma. Mis propias secreciones seguían saliendo de la vagina, que allí se habían acumulado durante mis orgasmos. Rolf se acostó en silencio en la cama y esperó a que me pusiera en un estado cómodo para él. Cuando hice lo mejor que pude, fui a la cama y Rolf me acercó a su lado. Finalmente sucedió. Me acosté y sentí su calor y su fuerza tan esperados por todo mi cuerpo. Me puso en cuatro patas y sin preámbulos se apoderó de mí, obligándome a gritar y a llorar de nuevo. Grité y lloré, brindándole así un placer especial, pero al mismo tiempo experimenté sentimientos agradables. Me complació que ahora estaba tan dilatada para poder brindar verdadero placer a un hombre con mi trasero. Me convertí en un apéndice de este hombre, todos mis sentimientos estaban dirigidos solo a él, solo para servirlo lo mejor posible. Al principio me puso en ...
... cuatro patas, luego me puso encima de él y cabalgué sobre él como una experimentada jinete. Todo lo que hice esa noche en la casa de Rolf, en su amplia cama, fue obedeciendo a sus deseos...
Cuando por fin se secó y me satisfizo por completo, me atreví a preguntarle qué significaban todos los actos a los que me sometía. Rolf se rió.
"Marion, ¿todavía no entiendes? Qué ingenuas sois todas allá en Europa. Por supuesto, no eres la primera mujer blanca que llega a Mumbo Yumbo. Sucede periódicamente. Y yo, después de todo, soy el único hombre blanco en esta ciudad. La vida aquí no es tan fácil y ni placentera. Debo tener alguna recompensa por quedarme aquí. Ustedes, hermosas extrañas, son mi recompensa. Tal vez si viviera en algún lugar como Londres o París, tendría otros intereses, pero aquí..., aquí solo tengo un entretenimiento: coger a todas las jóvenes hermosas que vienen. Y debo decirte con orgullo que ninguna se ha ido de aquí sin probar mi polla. Todas se van, como tú, llevándose en sus culos los recuerdos de mi arma.”
“¿Y si vienen con sus maridos o parejas?” pregunté.
“Por favor, Marion. Acá tenemos «elementos» suficientes para hacer dormir a un hombre por 12 horas y hasta 24 horas si nos proponemos. Y mientras el marido está durmiendo placenteramente me follo a mi antojo a su mujer. Incluso hace algunos meses usé esa «técnica» con un diplomático europeo, hermosa su mujer, de unos 50 años, pero me hizo la mejor mamada de toda mi vida.”
“¿Los corresponsales ...