La calentura de la señora Camila. Disfrutando sus nalgotas
Fecha: 09/07/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: RRuser, Fuente: CuentoRelatos
... pregunté.
-No me gusta con condón, como que no se siente igual, no los necesitamos. Me dijo.
-Claro que sí, es más seguro para todos, voy por unos al cuarto. ¿Aguantas toda la noche? Pregunté de manera irónica.
-Trae varios, espero que seas tú el que aguante toda la noche, apúrate. Me dijo.
Salí corriendo al cuarto, saqué una tira como de 10 condones, cuando regresé y los vio, soltó una carcajada y dijo: "Hasta que se acaben eh". Ella estaba sobre la cama, cerré la puerta tras de mí y puse el seguro. Me acerqué a ella y comencé besarla, sus labios sabían a fresa pues en mi ida por los condones ella se pintó los labios y se puso perfume. Su beso era desesperado, casi una mordida sobre mis labios y lengua. Me quité la ropa, ya deseaba sentir la tela de su lencería sobre mi piel y toda esa suavidad me provocó a más no poder, juntaba lo más que podía su cuerpo con el mío. Se sorprendió un poco por mi tamaño. Sus pezones estaban más que duros, ella bajó mi cabeza para dirigir mis labios a esos dos botoncitos tan ricos que puse entre mis dientes mientras se retorcía de placer. Estuve mamando sus pezones sin quitarle su brasier, el cual estaba empapado de mi saliva. Volví a besar sus labios, ella tomó con ambas manos mi verga dura y cabezona, roja por tan excitado que estaba, su lencería aumentaba mi calentura, mi deseo. Me recostó sobre la cama y se bajó a darme la mamada más desesperada que me habían dado hasta ese día, con sus dos manos abarcaba mi tronco y las ...
... movía en dirección opuesta una de la otra mientras su boca me hacía una succión que me causaba dolor, pero también un placer enorme. Igual yo me retorcía y solo alcanzaba a acariciar su cabello, no necesitaba forzarla, ella sabía muy bien cómo mamar verga. Estuvo un buen rato haciendo ese movimiento mientras entre mamadas me decía: "Dame tu leche chiquito, necesito sentir tu leche, dámela en la boca, no te contengas, necesito recordar a qué sabe, ándale chiquito, vaciate en mi boca, dámela". Parecía más bien una súplica lo que ella me decía, el movimiento de sus manos, sus labios succionando mi verga y su petición me hicieron venirme con fuerza dentro de su boca, yo gemía y gemía retorciéndome de tan rico que me estaba viniendo, mientras sentía cómo pasaba ella tragos de semen y saliva sin dejar de chupar mi verga y con sus manos, exprimir lo más que podía mi leche.
Me ardía la verga por sus movimientos bruscos, pero seguía dura y yo deseando ya entrar en su panocha, ella no se esperó, se levantó para quitarse su cachetero y vi su panocha llena de pelos, empapados de fluidos, por sus piernas escurriendo unas gotitas de humedad, abrí un condón y me lo puse, sentí un poco de alivio al ir desenredando el condón por mi tronco, ella se hincó de modo que mientras yo terminaba de poner el condón se metió la cabeza, estaba tan húmeda que no le costó nada de un senton meterse hasta la mitad y en otro movimiento, tenerla toda adentro. Solo dijo: "Ay chiquito, estás bien cabrón". Y fue ...