Una entrañable amistad con Carmen
Fecha: 09/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos
Conozco a Carmen desde hace 4 años, trabajamos juntos durante mucho tiempo, en una empresa de venta de insumos para la imprenta gráfica, desde mi llegada a esta oficina, fue algo especial conocer aquella mujer, Carmen es una mujer de piel canela, labios gruesos y cabellos rizados, son las facciones que más me atrajeron de ella. A los meses de estar trabajando juntos, la amistad, la confianza, el cariño, fueron en aumento, conversábamos siempre sobre temas personales, nuestras relaciones familiares, sentimentales, aspiraciones en la vida y muchos sueños que compartíamos. Casi sin conocernos teníamos muchas cosas en común.
En aquel momento, ambos sin pareja, ella estaba divorciada ya hace un par de años, y aunque tenía un hijo de 15 años con el que vivía en su departamento, no era impedimento para salir de fiesta con toda la gente de la oficina. Yo en aquel momento pasaba por una relación algo toxica, una relación sin sentido, era una relación un tanto insana sentimentalmente, mientras más nos alejábamos, más nos extrañábamos, una relación que ambos detestábamos, pero que sin embargo, por algún motivo nos gustaba estar en esa situación un tanto perjudicial. Esas cositas me eran imposibles no hablarlas con Carmen.
Sin darnos cuenta pasaron unos 2 años en aquella empresa, siempre consiguiendo buenos resultados en las ventas, clientes muy asegurados a nuestra cartera comercial, nuestros incentivos mensuales, superaban nuestras expectativas. Cada fin de mes organizábamos ...
... un almuerzo, para afianzar nuestros vínculos laborales, relajarnos un poco del estrés que supone trabajar más de 10 horas diarias en la oficina. Los incentivos, por los cuales trabajábamos duro, merecían el esfuerzo, un grupo de personas de entre 30 años, sin hijos de por medio, también ayudaba mucho a salir de fiestas, cenas o almuerzos.
Carmen siempre viste con ropa muy ceñida al cuerpo, sobre todo pantalones jeans, colores azules y negros eran los que más usaba, los que hacían que le marcase un culo hermoso, redondo, nalgas muy apretadas a la hora de caminar. Era la fantasía de todos en la oficina, muchas veces he tenido que avisarle desde mi escritorio, que se le veían las bragas al agacharse a recoger cosas de los armarios. Siempre me he puesto algo caliente cuando veía que asomaba la cuerda del tanga, ya sea de color rojo, negro, celeste, madre mía, es que llevaba colores variados, casi siempre tangas, pocas veces había logrado mirarle alguna braga más grande. Eran algo cotidianos aquellos despistes por su parte, más de uno lo agradecía creo yo.
Ella y yo habíamos alcanzado una amistad casi insoluble, ya me había puesto en zona, caí sin darme cuenta, cuando reaccione ya no había marcha atrás, estaba en la primera posición. Pero claro que también tenía sus ventajas, siempre salíamos a comer juntos, muchas veces fuimos al cine, sabia muchas cosas de ella, todo se convirtió en una amistad muy sólida. Siempre atentos el uno del otro, los detalles eran normales entre ...