Una entrañable amistad con Carmen
Fecha: 09/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos
... dejo que la fuerza de mis brazos tomaran el control sobre su cuerpo. Lo bien que olía su delgado cuello, el aroma llegaba hasta los lóbulos de sus orejas, era muy erótico besar esa parte de su cuerpo, le estaba gustando mucho. Arañaba mi espalda, se pegaba más a mi cuerpo, se levantaba en puntillas para que nuestros besos fueran eternos, no era necesario decir palabra alguna.
En mi mente no dejaba de escuchar voces, que sí, que no, cosas así, pero ambos teníamos más ganas de seguir, ambos teníamos la pasión en nuestros cuerpos, las ganas de seguir juntos, las ganas de no dejar pasar este precioso momento, -este beso me hizo recordar mucho los besos de colegio- pero eso no importaba ahora. Nuestras lenguas jugaban rítmicamente, la suya lamia mis labios de una manera tan delicada, una manera tan dulce de pasar su lengua por mis labios. La mía buscaba la suya en su propia boca, nuestras piernas intentaban no desmayar ante tanto placer, las respiraciones de ambos cesaban, tomábamos aire y seguíamos besándonos, con más fuerza, más pasión, más deseo, mis manos acariciaban con ganas aquellas nalgas.
Al entrar en su habitación, con las luces de la mesita de noche encendidas, el ambiente se volvió muy erótico, nuestros cuerpos reflejaban unas siluetas casi difuminadas, solo se podían oír los sonidos de nuestros labios besándose, la saliva de nuestras bocas, la agitación de nuestros pechos. Siento que demoramos mucho en llegar a su cama, al caer yo encima de ella, al ...
... engancharse uno de mis pies con un tacón suelto que ella había dejado tirado por el suelo, no importaba el dolor, habíamos llegado hasta su cama y en casi ningún momento nuestros labios se habían despegado, aun tendidos en su cama, nuestras ganas de no querer separarnos se mantenían, mis manos buscaban por dentro de sus ropas, mi nariz olía su fragancia.
Nos habíamos desprendido de nuestras ropas, yo contemplaba su delicado rostro, la pequeña luz de aquella lamparilla era perfecta para admirarla, para contemplar su hermosa figura, para esperar alguna señal que me permita seguir recorriendo su detallado cuerpo. Las gloriosas montañas ante mi eran una invitación a seguir recorriendo aquel monumental cuerpo, había visto muchas veces el canalillo de sus pechos, pero siempre con ropa, ahora estaba a 5 centímetros de mis labios. Deje que unos de mis dedos recorriese aquel maravilloso lugar, que se perdiese dentro de aquel sujetador color negro. Ella tímidamente cerro los ojos y acerco mi cara a sus labios, para luego dejarla caer sobre sus pechos.
Mis dedos ya habían sobrepasado por encima de aquel sujetador color negro, estábamos ya completamente desnudos sobre su cama, yo encima de ella, conteniendo la respiración. Besando sus labios a la vez que saboreaba aquellos pezones rosados en punta, sus pechos blancos y carnosos, apetecibles, muy suaves al tacto y deliciosos para mamar, más de un lunar por besar. Estaban deseosos de que mis afilados dientes, dejaran una huella en tanta carne ...