1. La señora que hace el aseo


    Fecha: 12/07/2025, Categorías: Hetero Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    Mi amigo Cornelio ya nos había contado, tangencialmente, que a veces cogía con su fámula, quien ya tiene cuatro años trabajando para él. Una de las veces que estábamos tomando varios amigos en su casa, a raíz de que uno de los amigos comentó al salir del baño. “¡Pinche Cornelio, me apantallas! tu baño y toda la casa está muy limpia, ¿a qué hora lo haces si vives solo?”.
    
    –En primer lugar, procuro no ensuciar tanto, y, aunque me encabrone mucho, tolero que algunos cuates vomiten cuando se emborrachan de más, como tú sabes… –contestó en clara alusión de que alguna vez eso ocurrió con quien le había hecho la pregunta– En segundo lugar, tengo una gata muy diligente que hace el aseo.
    
    –Sí, es gata de dos usos: es su sirvienta y su puta –se apuró a decir otro compañero, recordando que alguna vez Cornelio hacía comentarios sobre ello.
    
    –¡Ay, güey! Si está buena pregúntale si puede “dobletear” –exigió otro–, o dile que si tiene una hermana interesada en conseguir chamba –insistió, y todos reímos, a lo que siguieron frases consecutivas “O dos hermanas”; “¡O tres, yo también quiero una así!” que provocaron carcajadas.
    
    –No, ya en serio, cuéntanos cómo es, cómo la conseguiste y sobre todo, cómo la convenciste –solicité y siguieron las peticiones, cargadas de curiosidad y de morbo, pero con tono de seriedad.
    
    Cornelio, quien ya unas veces había dejado ver que a veces cogía con su sirvienta, aceptó contarnos, pero nos pedía discreción para que nada saliera de allí. Va el ...
    ... relato de cómo ocurrió, pero en boca de Cornelio.
    
    Cuando me divorcié de Stella, conseguí un préstamo para comprar un departamento que encontré como oferta entre los desahucios que hacía una inmobiliaria a la que le trabajamos en la compañía, y lo aparté para mí, evitando que saliera a remate y reitero: que conste que nada debe salir de esta casa, pues me puede afectar, y también a la muchacha que trabaja aquí.
    
    Pronto me hice cliente de una lavandería y de una planchaduría cercanas. En ellas pregunté si conocían a una persona de confianza que quisiera hacerme el aseo de la casa dos o tres días a la semana. En éste último negocio, atendido por una señora muy agradable con la que de inmediato había hecho migas cuando me mudé, me dijo “No, pero déjeme preguntarle a Rosi”, su empleada.
    
    –Oye, Rosi, ¿tu hermana Mary ya encontró el trabajo que buscaba? –gritó al abrir la puerta de la zona de trabajo.
    
    –No sé, señora, pues sólo quiere trabajar poco tiempo para atender a su familia. Quizá no lo vaya a conseguir –alcancé a escuchar.
    
    –A ver, ven y cuéntale al señor las condiciones que ella pide.
    
    La empleada salió a la recepción de clientes y me contó qué era lo que su hermana requería: llegar después de dejar a su hija pequeña en el kínder, y salir a tiempo para recogerla. Es decir, sólo podía trabajar tres horas al día, por eso no conseguía trabajo. En cambio, a mí me pareció muy adecuado a mis necesidades y le pedí los datos para contactarla. Después que hablé por teléfono ...
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