1. La señora que hace el aseo


    Fecha: 12/07/2025, Categorías: Hetero Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... con Mary, quedamos en que yo iría a su casa para hablar con ella. Así podría darme una idea de saber cómo y dónde vivía: Era en una colonia cercana, en una casa de interés social que pagaba su “esposo”, y como éste tenía otra familia sólo iba a verla eventualmente para darle el gasto (y supongo que un poco de amor), pero que ese dinero no le alcanzaba, por ello necesitaba el trabajo.
    
    Mary se embarazó joven y en ese entonces tenía alrededor de 26 años. Su complexión tendía a la gordura, pero diariamente caminaba y corría durante una hora para no subir de peso. No era muy agraciada con su rostro, más allá de lo que la edad le regalaba, pero tenía unas tetas normales, copa B, y en sus nalgas estaba su mejor atractivo. Cuando la vi no me emocioné ni me interesé en más, se trataba de una relación laboral.
    
    Además, Mary quería que sus dos hijos, el mayor ya en primaria, siguieran estudiando más allá de la secundaria que era la educación que ella tenía y sabía que su presencia en la casa era importante para lograrlo. Me pareció muy franca y con gran visión sobre lo que deseaba para sus críos, ello me cautivó, y comenzó a trabajar conmigo. Yo le pagaba el equivalente, por hora trabajada, lo mismo que un profesor cobraba para regularizar alumnos en clases particulares. Muy poco, viéndolo como profesor, pero mucho si lo viera una sirvienta, por lo que ella quedó encantada con mi propuesta y desde entonces me hace el quehacer. Incluso pronto le di llave para entrar y quitarme la ...
    ... molestia de estar presente cuando llegaba y cuando se iba.
    
    También llegué a caerle bien porque en Navidad y el día del niño no faltaba que yo adquiriera regalos para sus hijos, además de que periódicamente les regalaba libros que compraba exprofeso para cuando los traía al departamento, en vacaciones escolares porque Mary no podía dejarlos solos en su casa. Yo le aumentaba el sueldo cuando a mí me lo aumentaban, y, salvo el seguro social, yo le pagaba las demás prestaciones que marca la ley. Eso le generó fidelidad a su trabajo.
    
    Después de dos años de trabajar conmigo, vino la pandemia. La mandé a confinarse a su casa y le pedí que siguiera todas las indicaciones que la Secretaría de Salud marcaba y le pagaba el mes por adelantado, hasta que ella aseguró que sí podía continuar con el trabajo. Sin embargo, para asegurarme de que se expusieran lo menos posible, yo iba a recogerlos cuando una de sus hermanas no se podía quedar con los niños.
    
    Como hay varios días en los que no voy a trabajar a la oficina, por cuestiones de la pandemia, coincidí varias veces con las mañanas de alguno de los dos días que Mary hacía el quehacer de mi casa. Comenzamos a platicar, principalmente de las ocupaciones de sus hermanos y lo que ella esperaba para su familia. Después, ya con más confianza, me dijo que la dueña de la planchaduría la tenía como empleada ante el seguro, como si ella fuera quien laborara allí para que ella y los niños estuvieran asegurados, porque su hermana Rosi ya tenía ...