1. Ese culo respingón


    Fecha: 12/07/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Sexuspunendi, Fuente: CuentoRelatos

    ... bolsillo un condón y comencé a ponérmelo sin detener mi tarea. Pocos minutos después comenzó a decir algo por primera vez en la noche “sigue…sigue…sigue”, por lo que llevé mi pensamiento lentamente a la práctica. Introduje dos dedos dentro de ella, los cuales recibió como una agradable sorpresa. Continúe besándola, ahora en su clítoris, y cuando noté que su orgasmo era inevitable, me dirigí a besarle su culo. Su primer orgasmo llegó entre gritos. Mi idea tenía su primer éxito.
    
    Posteriormente, me puse en píe, acercando mi boca a su oído y ubicándome en la entrada de sus labios. “Lo quieres?” le pregunté, respondiendo con un “¡siii!”. De un solo golpe llegué hasta el fondo de su ser. Ella respondió con un grito de placer y sorpresa. Yo respondí moviendo ligeramente mis caderas hacia arriba, hacia abajo y hacia el frente para que se sintiera absolutamente penetrada. Nos conocíamos y el “ah! ah!” fue la respuesta que esperaba. Tengo la fortuna de decir que todas las mujeres que he penetrado se han sentido llenas. Viviana no fue la excepción, sintiendo cómo sus labios apretaban mi base. La unión perfecta entre vaina y espada estaba completa.
    
    Mi penetración consistía en sacar un tercio para volver a entrar con fuerza, en una sucesión que terminaba con una salida total y una penetración con todas mis fuerzas. Ella conocía mi ritmo. Deseaba calentarla aún más. Cuando sentí que sus jugos aumentaban, le di una fuerte palmada en su culo, a lo que ella respondió con un gemido de ...
    ... placer. Así, comencé a acelerar la profundidad y cantidad de mis penetraciones, acompañándolas siempre con palmadas en ambos lados de su culo. Viviana me comunicó con el vaivén de sus caderas y el volumen de sus gritos que continuara. Dos minutos después vivieron nuevamente sus “sigue… sigue… sigue!”, coronados por un enorme orgasmo lleno de gritos y espasmos corporales.
    
    En el momento en que los gritos comenzaban a apagarse, la volteé en la cama, poniéndola frente a mí. Me subí encima de ella, ubicándome nuevamente en su entrada. Estaba vez entré gentilmente mientras la besaba. Me fui hundiendo en ella mientras le mordía su cuello y le apretaba sus muslos. Quería ser gentil y darle un descanso después de aquellos dos exquisitos orgasmos. Le hice el amor durante varios minutos hasta que, en un momento, entre suspiros y gemidos, me dijo al oído: “haría cualquier cosa por ti”. Superando la sorpresa inicial, le contra pregunté “lo que fuera”, a lo que contestó con un sí.
    
    En ese preciso momento me salí de ella. Poniéndome de rodillas, la tomé con fuerza volteándola. Su culo respingón estaba nuevamente en frente mío. Me acosté sobre ella, quitándome raudo el condón. No podía quitarle la virginidad sin sentirla. Ella estaba completamente sorprendida, mientras bajé mi mano para ubicarme dónde tanto lo deseaba. Mi deseo era tan grande que no me pude contener. No pude ser un caballero, tampoco un enamorado, sino un amante preso de la lujuria. Una vez ubicado la penetré con fuerza ...
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